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Miguel HGL

27/08/13

Alimentos de proximidad y temporada, una tendencia en auge

En esta ocasión la Fundación Alicia nos hablará sobre el significado de estos dos conceptos, qué quieren transmitir y qué relación guardan con la alimentación saludable. Veremos que siempre van ligados, que difícilmente podemos hablar de temporada sin hablar de proximidad, o de proximidad sin hacerlo de temporada.

Productos de proximidad

Empecemos, pues, por la proximidad. Como su nombre indica, hace referencia a aquellos productos que se producen en un radio de distancia entre productor y consumidor relativamente cercano. Varios colectivos establecen que un producto es de proximidad cuando la distancia entre el lugar donde se produce y el lugar donde se vende no supera los 100 km. Otros no concretan la distancia, sino que ponen énfasis en priorizar los productos disponibles más cercanos. Es decir, si podemos disponer de una lechuga cultivada en nuestra comarca, no hay que comprar una que provenga de la comarca vecina; o si se cosechan naranjas en las Tierras del Ebro, no es necesario adquirirlas en el norte de África. La idea principal es comprar aquel producto que se haya producido lo más cerca posible. No nos referimos sólo a la fruta y la verdura, sino también a la carne, los huevos, los embutidos, la leche y derivados, la fruta seca, los cereales, etc.

¿Y porqué es interesante comprar de proximidad? Pues por un gran número de factores:

En primer lugar, es más sostenible, tanto ambientalmente como económicamente.

Ayuda a reforzar la economía de la gente de alrededor: de la comarca, de la provincia, etc.

Además, la proximidad va muy ligada a la temporada: los productos se encontrarán en su punto óptimo de maduración, serán más frescos y sabrosos, y el precio será más económico, ya que cuanto más cercano sea el producto, menos intermediarios necesitará para llegar al mercado.

Otro aspecto que a menudo se asocia a los productos de proximidad tiene que ver con la relación directa con el productor, generalmente pequeño y que utiliza procedimientos más artesanos. Sin embargo, los productos de proximidad y de temporada no excluyen las grandes producciones.

Algunos beneficios que nos puede aportar la compra de proximidad:

Conocemos la procedencia de los productos y disponemos de más información de quien los ha producido y cómo se han producido; esto da una mayor confianza por parte del consumidor.

Un consumo medioambientalmente más sostenible con la reducción de los costes de transporte de los productos procedentes de zonas más lejanas.

Favorecemos la conservación de especies agroalimentarias autóctonas en peligro de extinción.

Fomentamos el desarrollo de la economía local.

Productos de temporada

En cuanto a la temporada, como su nombre también indica, hace referencia al tiempo (momento) y define aquellos productos (principalmente fruta, verdura, setas y pescado) que, de manera natural y debido a su ciclo biológico, se encuentran en el punto óptimo de consumo en algún momento del año. Es decir, sólo están disponibles durante un período de tiempo concreto.

Así pues, en principio, las cerezas que se encuentran en verano son las mejores, ya que realmente se han recogido en el punto justo de maduración, o las sardinas que compramos en verano son más carnosas y, además, hay más disponibilidad, lo que implica que el precio baje. Por lo tanto, hay determinados alimentos que tienen una estacionalidad y que, en ese momento concreto, tendrán las máximas propiedades organolépticas: de gusto, de aroma, de aspecto, etc. También serán más asequibles económicamente, ya que habrá más oferta.

Sin embargo, y debido a las mejoras tecnológicas en los sistemas de producción y transporte de alimentos, hoy en día encontramos prácticamente todos los productos en las tiendas cualquier día del año. Como consumidores, esto nos ofrece la ventaja de poder disponer de productos lejanos y que de otra manera no tendríamos, ya que no se pueden cultivar en nuestra zona durante todo el año. Pero el hecho de transportarlos desde tan lejos hace que los productos tengan que viajar mucho, que se hayan recogido cuando aún no estaban en el punto óptimo de maduración, (para alargar su perdurabilidad durante el transporte), y en definitiva, que no los encontremos tan buenos y sean más caros.

Por tanto, es importante conocer la temporalidad de los productos, para sacar el máximo beneficio. Así, hay que recordar que las naranjas son de invierno (por lo tanto, si se compran en verano no serán de un lugar cercano); las fresas de primavera; la sandía, los pepinos y los calabacines de verano; las setas, las castañas y los boniatos de otoño...

Por tanto, los productos de temporada están relacionados con los de proximidad. Hay que tener en cuenta que cuando un producto proviene de un lugar lejano puede que sea un producto de temporada en esa zona, pero no en la nuestra. Como habrá sido necesario recogerlo antes de tiempo y conservarlo para que llegue a nuestra casa en buenas condiciones seguramente no se habrá cosechado en su mejor momento de maduración y seguramente ¡no será tan bueno!

Así pues, en la concepción de producto de proximidad, también entra la temporalidad (producto de temporada), y dentro del concepto de temporada, la proximidad es un elemento muy relevante. La temporada de los productos está directamente vinculada a una zona concreta. Por lo tanto, si se quiere consumir un producto de temporada, deberá ser también de proximidad y, si se consume un producto de proximidad, será necesariamente de temporada.

Inculcar estos valores a los niños desde muy pequeños les ayudará a aprender a valorar la calidad de los productos, a conocer el valor y el esfuerzo que supone la producción, y a mantener una alimentación más variada, ya que serán conscientes del abanico de alimentos de los que pueden disponer y del momento en el que son más buenos.

Como se suele decir, somos lo que comemos, y con los productos de temporada y de proximidad tenemos al alcance productos frescos en su momento de consumo más óptimo para poder disfrutar de la alimentación.