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Marta García

06/12/12

Castilla y León promueve los cultivos de arándano, frambuesa, grosella y mora

Castilla y León promueve los cultivos de arándano, frambuesa, grosella y mora

La iniciativa se enmarca en un proyecto europeo de cooperación con Portugal en el que también se analizan otras especies de alto valor añadido.

Distintas comarcas del este de Castilla y León y la región Norte de Portugal comparten su carácter agrícola y ganadero. Se trata de zonas en las que el viñedo, el olivar y algunas especies de frutales constituyen los cultivos más importantes, productos que tuvieron una gran importancia en el pasado y que ahora viven un futuro incierto. Sus municipios han perdido habitantes en las últimas décadas y en la actualidad gran parte de la población activa es mayor de 55 años. A través de un proyecto europeo de cooperación transfronteriza entre España y Portugal (POCTEP), la Diputación de Zamora, el Instituto Tecnológico Agrario de Castilla y León (Itacyl), el Instituto Politécnico de Braganza (IPB) y la Asociación de Olivicultores de Trás-os-Montes e Alto Douro (AOTAD), de Portugal, tratan de mejorar la competitividad del sector agrario de estas regiones a través de la innovación y el desarrollo de productos diferenciados de alto valor, como los cultivos de arándano, frambuesa, grosella y mora, que se están ensayando en dos parcelas experimentales en la provincia de Zamora.

El proyecto Agrinndif, de dos años de duración, concluirá en 2013 y cuenta con un presupuesto total de 636.522 euros, de los cuales 100.000 irán a parar a la Diputación de Zamora para la realización de diversas actividades. Como explica a DiCYT Berta Martín, técnico del Área de Agricultura de la Institución provincial e integrante de este proyecto, se trata, por un lado, de realizar una prospección y caracterizar material vegetal tradicional de Castilla y León y Alto Tras os Montes, así como de evaluar sus posibilidades comerciales.

“De lo que se trata es de mejorar la competitividad en el sector agrario, por lo que nos hemos fijado en los valores diferenciales que podemos obtener con nuestros productos. Creemos que hay una diversidad muy grande de fruta y nos interesa conservar todas las variedades tradicionales en un banco de germoplasma, donde se puede recuperar y utilizar en un momento dado si es necesario”, señala la experta, quien recuerda que observaron que los cultivares estaban en malas condiciones y año a año se iban perdiendo variedades. De este modo, se conservan ya estas variedades frutales en la finca Zamadueñas de Itacyl en Valladolid, y también dos copias de variedades de judías autóctonas en el banco de germoplasma de Itacyl y en el del Ministerio de Agricultura en Madrid, con las que se quiere forman una marca de garantía propia.

Por otro lado, a través de Agrinndif se prevé proponer nuevas especies y variedades agrícolas para la obtención de productos de alto valor añadido, como es el caso de los pequeños frutos: arándano, frambuesa, grosella y mora. Para ello, se están estudiando sus características y su adaptación a las zonas objeto del proyecto a través de campos experimentales. “En primer lugar analizamos lo que se está produciendo en España y a nivel internacional y vimos que, en los lugares donde es posible cultivarlo por las condiciones de suelo y clima, es un cultivo muy rentable”.

Tras estos estudios previos, el Servicio de Agricultura y Ganadería de la Diputación de Zamora estableció dos campos de ensayo de aproximadamente 500 metros cuadrados en Gallegos del Campo y en Valer, con la colaboración de dos agricultores de zona, quienes han cedido sus terrenos y se han prestado al mantenimiento del cultivo durante el proyecto.

En esta línea, se han organizado una serie de jornadas formativas para dar a conocer los productos y mostrar experiencias que se han producido en otros lugares de España. “Las jornadas han tenido mucho éxito, la iniciativa ha parecido interesante y al ser un momento en que todo el mundo está buscando alternativas se ve como algo viable en las zonas donde se puede cultivar, donde alcanza unos precios bastante altos y producciones en torno a 12.000 kilogramos por hectárea”, detalla Berta Martín.