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Miguel HGL

08/09/14

Colmenas urbanas para salvar a las abejas

El ritmo de desaparición de las abejas ha aumentado en todo el planeta en los últimos años. Sin embargo, los ciudadanos pueden contribuir a combatir este grave problema ecológico y económico con la apicultura urbana. Cada vez más personas de todo el mundo montan una colmena urbana para producir miel, jalea real o cera de gran calidad, y de paso ayudar a estos insectos. Este artículo da cuenta de que la apicultura urbana puede ayudar a las abejas, enumera sus ventajas y explica cómo esta iniciativa se extiende por el mundo.

El descenso del número de abejas melíferas, las abejas de la miel, se sabe desde hace cinco décadas. Pero en los últimos años su ritmo se ha acelerado a nivel mundial, según el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA).

El problema es más grave de lo que parece si se desconoce la importancia de estos insectos. El PNUMA estima que de las cien especies de cultivos que proporcionan el 90% de la comida mundial, más del 70% se polinizan gracias a las abejas. En Europa, cerca de un 84% de los cultivos vegetales comerciales y un 80% de las plantas en estado salvaje dependen de dicha función, según la Comisión Europea (CE).

En Estados Unidos (EE.UU.) han acuñado el término "síndrome de despoblamiento de las colmenas" para referirse a la pérdida repentina de sus colonias, un fenómeno que ocurre en todo el mundo. Los científicos han detectado más de una docena de factores negativos que inciden por separado o en conjunto, como pesticidas, parásitos, enfermedades, contaminación o cambio climático.

La apicultura urbana puede ser una forma de ayudar a las abejas, a la vez que una afición que nos acerca a la naturaleza y proporciona alimentos, como los huertos urbanos, e incluso una fuente extra de ingresos.

Ventajas de la apicultura urbana

Paradójicamente, las abejas tienen más posibilidades en la ciudad que en el campo, al carecer de buena parte de las amenazas que sufren. Además, como tienen más cantidad y variedad de flores en parques y jardines, la calidad de la miel urbana puede ser incluso mejor que la rural. En 2003, la miel de Londres recibió el primer premio en el National Honey Show, un evento que promueve la calidad de los productos apícolas en Reino Unido. Las abejas contribuyen con su polinización a mejorar dichos espacios verdes urbanos.

Algunas personas han visto una oportunidad de negocio, según el periodista y emprendedor Nicolás Boullosa. En este sentido, ya hay quien comercializa sus propios diseños de colmenas o asiste a los aficionados con tiendas especializadas, como Her Majesty's Secret Beekeeper and Waibel, en San Francisco (EE.UU.), a cuyo dueño y sus abejas se les puede ver en este vídeo (https://www.youtube.com/watch?v=DiqWPjSC-dA).

Las abejas pueden servir para conocer la calidad ambiental urbana. En Madrid se está promoviendo una red de monitorización de la contaminación a partir de datos de abejas y colmenas. El proyecto, denominado apiLink.net, proporciona un banco de datos público útil para el estudio del síndrome de despoblamiento de colmenas, el cambio climático y la pérdida de biodiversidad entre otros, según su impulsor, David Atauri, profesor en la Escuela Superior Politécnica de la Universidad Europea de Madrid.

La apicultura urbana se extiende por el mundo

La apicultura urbana se extiende por todo el mundo: es el "Global Beekeeping". Londres es una de las principales referencias, según Mel·lis, una empresa catalana de apicultura sostenible que promueve esta práctica en las grandes ciudades y lo difunde en su página web Apicultura Urbana (http://www.apiculturaurbana.com/). En la capital británica, su Ayuntamiento iniciaba en 2011 una campaña de concienciación ciudadana sobre la importancia de proteger a las abejas. Diversas asociaciones y empresas cultivan miel urbana, e incluso el hotel The Royal Lancaster ofrece a sus huéspedes la miel producida en su tejado. En este mapa (http://www.urbanbees.co.uk/maps/) se localizan más de mil puntos en Reino Unido con abejas melíferas urbanas.

Además de Londres, otras importantes capitales promocionan esta práctica milenaria. En París su Consistorio tiene un programa de recuperación que ha instalado 300 colmenas en edificios comerciales, hoteles o parques (en este mapa: https://maps.google.fr/maps/ms?ie=UTF8&oe=UTF8&msa=0&msid=205842067974417278461.0004a29b0925e4b2c1054&dg=feature, se pueden ubicar). En EE.UU. la Casa Blanca dispone de dos colmenas, y en ciudades como Nueva York o San Francisco poseen activas asociaciones de apicultores urbanos. En China o en Australia diversos colectivos se han organizado para recuperar a las abejas en las ciudades, etc.

En España todavía es poco conocido, aunque ya hay algunas iniciativas. En Barcelona se han impulsado diversos proyectos de apicultura urbana, como en la masía Can Soler, el centro social Can Masdéu y la Torre de los Tres Dragones. En Madrid se impartió el pasado mayo un taller sobre apicultura urbana en el MediaLab Prado; en él, además de David Atauri, participaron David Rodríguez y María Vega, impulsores del proyecto Miel de Barrio para la defensa de dicha práctica. En Córdoba, el Ayuntamiento instaló en 2007 colmenas como bioindicadores de la contaminación urbana. Y la ciudad gallega de Cullerdo inauguraba en 2012 un apiario urbano en su jardín botánico.