CHIL.org

Miguel Lorenzo

24/11/14

La tierra recupera valor

La tierra agraria vuelve a hacerse valer en La Rioja. Desde el 2008 la crisis económica también había tirado a la baja del precio de los terrenos de cultivo, hasta que el pasado año comenzó a repuntar, a tenor de lo que reflejan los datos del último informe sobre esta materia del Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente (MAGRAMA). Según recoge el estudio, en el 2008 el precio de la hectárea en la región coronó los 11.361 euros y, desde entonces, no había hecho sino descender hasta el 2013, cuando ha experimentado un ligero crecimiento del 0,7% en relación al ejercicio inmediatamente anterior.

Así, en el 2009 se pagaron una media de 11.176 euros por hectárea en la comunidad, 10.442 en el 2010, 10.247 euros en el 2011, en el 2012 cayó a 10.196 y en el 2013 empezó a apreciarse de nuevo subiendo a 10.268 euros la hectárea.

«La tierra es la inversión principal para que sea rentable una explotación»

Las organizaciones agrarias consideran «poco significativo» el discreto incremento registrado en el 2013 por el suelo agrícola en la región, si bien este dato contrasta con la evolución a escala nacional. El informe del MAGRAMA concluye que el pasado ejercicio el precio de la tierra continúa en el conjunto de España con el retroceso iniciado en el 2008. Así el índice general desciende un -0,7% en términos nominales y un -1,1% en términos reales.

El coste de los campos de cultivo sólo aumenta en seis comunidades: Cantabria (28,8%), Aragón (7,6%), Murcia (6,6%), Castilla y León (1,6%), Castilla-La Mancha (1,5%), Cataluña (0,9%) y, en último término, La Rioja (0,7%).

Tras el aumento del precio de la uva

Según las organizaciones profesionales del sector, el alza del valor del suelo agrario se explica en nuestra región fundamentalmente por el incremento de la rentabilidad de la viña, tras el aumento del precio de la uva. «El agricultor, en cuanto ve tendencias más favorables, apuesta por invertir», destaca el secretario general de ARAG-ASAJA, José Antonio Torrecilla, quien constata que «en Rioja hay movimientos de compra de terrenos para viñedo porque la situación está mejorando».

El peso de la viña en la región es innegable, de ahí este cambio de tónica. «El precio suele estar muy determinado en función de si existen cultivos susceptibles de ser rentables», corrobora el coordinador sindical de la UAGR, Luis Torres. Una situación en la que, en estos momentos, señala que se encuentran además el cereal y la remolacha aunque de forma «muy ajustada». No obstante, estos cultivos también tradicionales en la comunidad no adquieren la misma relevancia que la viña.

Otros factores ayudan a apuntalar este punto de inflexión. Torrecilla indica que, debido a la crisis económica, los jóvenes están retornando al campo en busca de la oportunidad laboral que en la ciudad se les niega. Estos nuevos agricultores que se incorporan al sector disfrutan de subvenciones institucionales para la adquisición de tierras. Asimismo, apunta que, en vista de la escasa rentabilidad que ofrecen en la actualidad las entidades financieras, hay profesionales del campo que están comprando suelo agrario «porque se trata de un valor seguro». «El agricultor tras las cosechas buenas de los dos últimos años está apostando por comprar», remarca.

Estallido de la 'burbuja'

A nivel nacional, los descensos más acusados en el valor de la tierra durante el último ejercicio se han producido en Madrid (-6,1%), Valencia (-5,5%), Galicia (-4,0%), Andalucía (-3,1%) y Baleares (-2,4%). Muchas de estas comunidades han sufrido una gran presión inmobiliaria y con el estallido de la 'burbuja' las cantidades que se pagan por los terrenos en estas zonas continúa en retroceso. «La Rioja mantiene una actividad agraria muy importante, lo que amortigua la caída que se produce en otros lugares con mayor presión inmobiliaria», valora Torres.

En cualquier caso agrega que la región tampoco se libró en los años del 'boom inmobiliario' de las adquisiciones de suelo agrario por parte de bodegas y constructores que contribuyeron a que creciera el valor de las fincas.

El coordinador sindical de la UAGR considera que el repunte del precio de la tierra en La Rioja resulta «perjudicial» para el agricultor. «Implica mayores costes a la hora de adquirir terrenos de cultivo, lo que nos está obligando a un productivismo atroz». «El precio de la tierra constituye un input muy importante y el agricultor se ve obligado a comprar cada vez más tierra para poder mantener la rentabilidad de su explotación», prosigue.

En cambio, el secretario general de ARAG-ASAJA percibe como «positivo» que la tierra se haga valer. «Aunque el incremento perjudica al que compra, supone una buena noticia para el que vende, que suele ser también un agricultor».

Por otro lado, Torres repara en que el valor de la hectárea en La Rioja se situaba en el 2000 «por debajo de la media nacional» (6.942 euros en la región frente a 7.294 de media en el conjunto de España), una circunstancia que ahora es la opuesta. En el 2013 una hectárea costaba de media 10.268 euros en la región, en lugar de los 9.633 euros en el conjunto del país. Con todo, el precio de la hectárea alcanzó el pasado año cifras muy similares a las que registraba en el 2006. En aquel año valía de media 10.285, en vez de los citados 10.268 del 2013.

Variaciones

Frente a estos importes medios, ambas organizaciones agrarias coinciden en subrayar que el valor de las fincas pueden variar mucho incluso en un mismo término municipal. «La diferencia depende sobre todo de si unas zonas son más fértiles que otras», explica Torres.

A su vez, la UAGR detalla que pueden interferir otros factores para elevar el coste del suelo agrario. Su importe resultará mayor si se ubica en las proximidades de Logroño o de alguna cabecera de comarca, o de si pertenece a un término municipal que haya experimentado un importante desarrollo urbanístico.

Hay otras situaciones que condicionan el precio final, tales como que la pieza se encuentre en un área donde se haya realizado un plan de regadío. «Este tipo de planes a veces los tienen que pagar los propios agricultores, por lo que cuando se venden las tierras conllevan una serie de cargas que contribuyen a que se vendan más caras», expone el coordinador sindical de la UAGR.

Valgan más o menos, en lo que convienen todos en el mundo de la agricultura es en que resulta muy complicado que un joven se incorpore a esta actividad si no cuenta antes con instalaciones o terrenos de sus padres o abuelos. «Quien aspira a entrar en el sector necesita algo de su familia», concluye Torres