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RAIF: Atención al Repilo en Olivar

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22/03/2018 Las últimas lluvias registradas han mantenido la humedad relativa ambiental en porcentajes elevados. Esto, junto con las previsiones de aumento de temperaturas para los próximos días va a favorecer el desarrollo y proliferación de Repilo (Fusicladium oleagineum) en nuestros olivares. Por lo tanto habrá que comenzar a tomar las medidas más oportunas para evitar una elevada incidencia de esta enfermedad. Hay que recordar que para que la infección tenga lugar se necesita agua libre sobre la conidia (elemento reproductor del hongo) y sobre la zona de penetración en el tejido receptor (normalmente la hoja), así como temperaturas comprendidas entre 8 y 24º C, con una temperatura óptima de 20ºC. Hay que estar también muy atentos en plantaciones próximas a ríos, arroyos y vaguadas, donde la humedad es muy alta y las infecciones pueden ser continuas. Aunque se puede presentar de distintas formas, el síntoma más característico del repilo es la aparición, en el haz de la hoja, de una mancha circular muy característica. Presenta un color muy llamativo y un círculo de color oscuro. Más tarde, según avanza la enfermedad, se forma un halo de color amarillo y la zona central también pasa a tener este color. Una vez se forman las conidias, de nuevo ese halo o mancha se vuelve de color oscuro. Aunque no es muy frecuente, el repilo también puede apreciarse en el peciolo de las hojas, la parte que une la rama y el fruto. Son manchas con una tonalidad oscura y con una forma alargada. El peciolo se debilita y se produce la abcisión de la hoja, que cae al suelo. Hay otras hojas que están afectadas por la presencia de las conidias de esta enfermedad y que todavía los síntomas no son visibles. Esto es conocido como Repilo incubado o latente.

Como medidas de control se aconseja la realización de podas selectivas que favorezcan la ventilación dentro del árbol, así como el empleo de marcos de plantación que eviten copas densas o muy juntas. La utilización de variedades resistentes es muy recomendable, sobre todo en zonas donde la enfermedad sea endémica o en parcelas donde se den condiciones favorables (vaguadas, cerca de arroyos, etc). Sin embargo, la media de control más utilizada es la de aplicación foliar preventiva de fungicidas, especialmente de compuestos cúpricos. Éstos actúan como protectores, inhibiendo la germinación de las conidias e impidiendo el establecimiento de la infección. En caso de realizar estos tratamientos fungicidas se aconseja el empleo de suficiente caldo, para mojar bien toda la copa del árbol (especialmente las ramas bajas e interiores).

 

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