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RAIF: Principales enfermedades del mango durante la época de floración

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Hay tres enfermedades principales en el cultivo del mango: El oídio, causado por el hongo Oidio mangiferae Berthet, la necrosis apical bacteriana o bacteriosis, causada por la bacteria Pseudomonas syringae pv. Syringae y la malformación floral causada por el hongo Fusarium mangiferae y otras especies del mismo género. En los momentos de la floración conviene estar atentos a las dos enfermedades fúngicas citadas.
El oídio del mango presenta los típicos síntomas de todos los oídios, es decir, polvo blanco en las hojas, en las inflorescencias y también en los frutos; este polvo es el micelio del hongo. Es importante que el cultivo esté protegido durante la floración porque puede ocurrir que las flores no lleguen a abrirse y se caigan, causando un descenso importante en la producción.
Las condiciones ambientales adecuadas para el desarrollo de esta enfermedad se producen con temperaturas comprendidas entre los 10-31ºC y con una humedad relativa de 60-90%.
Las parcelas que han presentado síntomas la campaña pasada deben ser objeto de especial vigilancia porque el inóculo ya está presente y va producir la enfermedad cuando se den las condiciones citadas antes.
Hay diferencias, en cuanto al grado de susceptibilidad, según sea la variedad. Hay que extremar las precauciones en Sensation y Tommy Atkins porque son muy susceptibles, Keitt es medianamente susceptible y Kent es considerada poco susceptible.
Es importante también que la plantación se encuentre en buen estado vegetativo, con un plan de abonado correcto, y que tenga una poda que permita la circulación del aire dentro del árbol. Estas medidas ayudan a que la planta sea más resistente a la enfermedad. Además, retirar y destruir las partes afectadas (incluso las hojas caídas) sirve para disminuir la cantidad de inóculo en la parcela.

La malformación, causada por Fusarium spp, afecta tanto a los brotes vegetativos como a los florales. En el segundo caso se va a producir una merma de producción porque las inflorescencias serán más cortas, más ramificadas, con ejes más gruesos de lo normal y las flores abortarán o cambiarán de hermafroditas a masculinas; al final estas inflorescencias madurarán y permanecerán secas en las ramas siendo una fuente de posteriores infecciones.
Las esporas del hongo se transmiten principalmente por el viento, los trabajadores pueden hacerlo también en su ropa o en las herramientas de poda; estas serían transmisiones a larga distancia. El ácaro eriófido  Aceria mangiferae, puede hacerlo dentro de un árbol y, existen citas bibliográficas, de que  trips de los géneros Frankiniella y Scirtothrips pueden ser también agentes transmisores de este hongo.
La manera más eficaz para evitar esta enfermedad consiste en podar las partes afectadas por debajo de la madera de dos años de edad, es decir, ramas que ya no tienen hojas y dejar los restos de poda envueltos en plástico de 400 galgas durante el verano para que actúe el calor; luego se pueden incorporar al suelo. Dejar los restos de poda directamente bajo los mangos es asegurar una posterior infección por las esporas que tienen.
Los operarios deben usar monos desechables en las tareas de poda entre parcelas y desinfectar las herramientas de poda al cambiar de árbol, con lejía comercial diluida a la mitad. También es importante la desinfección de las cajas empleadas en la recolección.
No se deben realizar injertos usando púas procedentes de parcelas con síntomas.

 

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