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Aunque, en general, la mosca del olivo (Bactrocera oleae) no presenta un gran actividad, las temperaturas suaves de la semana pasada, han motivado un incremento de   capturas de adultos y la aparición de nuevas picadas, en zonas de sierra principalmente. No obstante, con la ola de calor de estos días, con temperaturas superiores a los 40 ºC en muchas zonas, se prevé que disminuya de nuevo su movimiento, descendiendo con ello la fertilidad.

Son las provincias occidentales, más adelantadas fenológicamente y en las que la aceituna lleva receptiva más tiempo, las que presentan una mayor incidencia.

Se observan los primeros frutos picados en Cádiz, Córdoba, Huelva y Sevilla, en niveles muy bajos, y de forma localizada, generalmente en parcelas puntuales de variedades de aceituna de mesa, más susceptibles, o en zonas de sierra, que presentan temperaturas más frescas. Destaca Cádiz, con una media provincial del 1’5% de picada total. En las otras tres provincias la picada está cercana a cero. En cuanto a la picada viva, su porcentaje es muy bajo, prácticamente nulo.

Respecto al vuelo de adultos, los mayores índices, como es habitual en el período estival, se registran en las zonas más frescas, en las sierras, en las que este díptero presenta una mayor actividad y fertilidad debido a la temperatura más suave y mayor humedad relativa. Las capturas registradas en los mosqueros Mac-phail muestran mayores poblaciones en Cádiz y Córdoba, con un valor medio provincial de 2’1 y 1’1 adultos/mosquero y día, respectivamente. Las capturas en placas cromotrópicas se mantienen bajas, destacando los olivares de Cádiz y Sevilla, con un valor medio de 1’5 adultos/placa y día.

Se han realizado los primeros tratamientos puntuales en algunas zonas de Cádiz y Sevilla, principalmente en parcelas de verdeo.

A la hora de programar un tratamiento, y para conseguir una mayor efectividad, se aconseja la mezcla con atrayentes, feromonas o proteínas hidrolizadas. Por otro lado, existen diferentes métodos de trampeo masivo que son recomendables para controlar las poblaciones y la intensidad de ataque no es elevada, se trata de colocar trampas cebadas con atrayentes o con fosfato biamónico empleando una densidad por hectárea según la información que proporcione el fabricante o el técnico correspondiente.

Conviene vigilar su evolución, tanto de capturas como observando los frutos, teniendo muy en cuenta la variedad, temperatura y fenología receptiva del fruto. Se recomienda prestar especial atención en aquellas zonas de sierra con microclimas suaves en verano y/o donde predomine la aceituna de mesa, ya que es en éstas donde históricamente se registran las primeras picadas vivas.

Señalar que entre la fauna auxiliar que puede ejercer un cierto control sobre el crecimiento poblacional de este agente están Pnigalio mediterraneus, Psittalia concolor, Eurytoma martellii, Cyrtoptyx latipes y Eupelmus urozonus.

Es importante conocer la biología del insecto, sabiendo que un factor limitante en su actividad, son las condiciones ambientales de temperatura y humedad relativa.

1. a) Con temperaturas superiores a 30ºC induce a una reducción de la fecundidad en las hembras.
2. b) Temperaturas continuadas por encima de 32ºC durante varias horas al día provocan una mortalidad superior al 80% de huevos y larvas de primer estadio de desarrollo.