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RAIF: Situación actual de polilla del olivo en Andalucía

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Actualmente la floración se encuentra prácticamente finalizada en las provincias occidentales, mientras que en las orientales aun ocupa un porcentaje alto de presencia, principalmente en aquellas áreas de cultivo más atrasadas. La incidencia de la polilla del olivo muy asociada a la fenología del cultivo, se encuentra en la fase final de la generación antófaga y comenzando la actividad de la carpófaga, siendo esta más activa en las provincias occidentales.

En cuanto al estado fenológico dominante actual, este se encuentra diferenciado, siendo G2 (Fruto cuajado) en las provincias occidentales de Cádiz, Huelva y Sevilla, algo más atrasada se encuentra Córdoba y Málaga en G1 (Caída de pétalos), mientras que en Jaén se observa F (Floración)/ G1 (Caída de pétalos). En Granada la fenología está más atrasada, estando en  estado D3 (Corola cambio color)/F (Floración). 

Ante esta diversificación fenológica con que cuenta el cultivo, la actividad de la generación antófaga de la polilla del olivo, centra su incidencia sobre las inflorescencias, causando la destrucción total o parcial de las flores que en ellas se encuentran, mientras, que la generación carpófaga afecta a la integridad de los frutos, las larvas recién avivadas efectúan una galería hacia el interior del fruto pasando los meses estivales en el interior del hueso.

Actualmente, la actividad de la generación antófaga está centrada en aquellas provincias más orientales como son Granada y Jaén, y en aquellas áreas más atrasadas de Córdoba y Málaga; mientras que en aquellas provincias occidentales, más adelantadas fenológicamente, su actividad prácticamente ha finalizado.

Por su incidencia actual destacan las provincias de Córdoba, Málaga y Jaén, con una media provincial de 4’60, 3’40 y 2’70% inflorescencias atacadas con formas vivas, respectivamente, siendo su incidencia baja y similar a la registrada en la pasada campaña. Por los daños que se registran destacan zonas como Sierra Morena Oriental (Córdoba) y Sierra Ahillos y San Pedro (Jaén), en donde se han alcanzado unos valores medios de 25 y 6’20% de inflorescencias atacadas con formas vivas, respectivamente.

Hay que recordar, que actualmente la generación antófaga debe ser vigilada principalmente en aquellas plantaciones más atrasadas fenológicamente o en aquellas otras plantaciones, que por su escaso porcentaje de inflorescencias, puede provocar daños muy importantes en las mismas, viéndose mermada considerablemente la producción del cultivo. Una parcela podría ser susceptible de tratamiento contra la generación antófaga, con un número inferior a 10 inflorescencias por brote, menos del 20% de flores fértiles y más de un 5% de inflorescencias dañadas con formas vivas.

En cuanto a la presencia de la generación carpófaga, se encuentra en plena actividad en aquellas provincias más occidentales. Por los valores registrados destacan Huelva y Sevilla,  con un valor medio provincial del 52 y 35% de aceitunas con prays vivo, respectivamente. En Córdoba, se observa una actividad más reducida, con un 14’70% de aceitunas con prays vivo. En el resto de provincias se ha iniciado su seguimiento en aquellas áreas de cultivo más adelantadas, registrando por el momento una baja incidencia.

Conviene recordar  que en el caso de tomar la decisión de controlar su población mediante tratamiento fitosanitario, hay que tener en cuenta que la Guía de Gestión Integrada de Plagas del olivar contempla como momento de intervención cuando se  alcance / supere un 20% de aceitunas con prays vivo y en torno a un 20% de huevos eclosionados respecto a vivos. Actualmente el porcentaje de huevos eclosionados es del 10% en Sevilla, 4% en Córdoba y 0’80% en Huelva. Siendo inferior en el resto de provincias.

Destacar que las condiciones ambientales condicionan claramente la supervivencia y actividad de Prays oleae. Altas temperaturas y baja humedad limitan la viabilidad de las puestas y por el contrario si son suaves favorecen su desarrollo, penetrando la larva en el fruto.  Se recomienda tener en cuenta las condiciones meteorológicas como parte de la estrategia de control integrado.

 

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