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Jorge GdO

02/03/14

Abejas, ¿por qué están muriendo?

Son tres los factores principales que están afectando hoy en día a las abejas y que pueden llevarnos a no contar con su dulce ambrosía en un futuro. Algunos de estos factores parecen inevitables, pero nada más lejos de la realidad.

Los insecticidas o neonicotinoides, son un nuevo tipo de insecticidas introducidos en el mercado en los los 80 y que a día de hoy continúan sus andaduras por ciertas zonas del globo. En algunas partes de Europa, como Francia, han sido prohibidos. Pero en zonas de EEUU, los neonicotinoides siguen comercializándose sin problema alguno. Pero, ¿qué son?

Su nombre nos recuerda a la nicotina y es que tiene un efecto similar. Este insecticida actúa sobre el sistema nervioso de las abejas. A diferencia de otros insecticidas, este no las mata, pero las afecta lo suficiente para desorientarlas y que no consigan volver a su colmena.

Su función principal, como la de la mayoría de los insecticidas, era prevenir las plagas, pero poco a poco ha terminado por convertirse en una arma de destrucción masiva de las poblaciones de polinizadores.

Los parásitos de tipo "varroa". En los años 50, los planes de expansión en la agricultura de la Unión Soviética llevaron a la comercialización de abejas reinas con toda Europa. Dada la baja cantidad de abejas para lo que esta operación requisaba, los rusos optaron por llevar abejas europeas a zonas de Asia, para de este modo, aumentar la producción y calidad.

10 fueron los años que tardaron en percatarse de lo que habían hecho y es que, las abejas asiáticas estaban infectadas por la varroa, un parásito común al que ellas eran inmunes, pero no la raza europea. Para cuando se quiso solucionar todo, era demasiado tarde; las abejas habían llegado a toda Europa, incluso a África y Latino américa.

Pero, ¿tan dañino es este parásito?, lo que hace con las abejas es chuparlas la sangre, debilitando su organismo, dañando su sistema inmunitario y consiguiendo de este modo que sean más propensas a contraer enfermedades colaterales.

El cambio climático, las lluvias, las variaciones en las temperaturas, todo influye en los procesos de floración y por tanto en el proceso de recolección de las abejas. Son solo 40 los días de vida de una abeja, pero esos 40 días son suficientes para volar una media de 800km en busca de reservas para la colmena.

No es casualidad que las abejas hagan su aparición en primavera y verano, y es que no solo la floración tiene que ver, la temperatura es también algo de vital importancia para que ellas puedan volar. Es por esto por lo que en invierno no acostumbramos a verlas, o al menos acostumbrábamos, dado que hasta el momento podían subsistir con lo que recolectaban en las estaciones cálidas. Ahora muchas abejas se ven obligadas a salir en los días fríos de otoño e invierno, días en lo que no pueden o deberían volar, con la consecuencia de que muchas de ellas no encuentran el camino de vuelta o mueren de frio.

Como vemos son muchos los factores que las afectan y como decía Albert Einstein, "Si la abeja desapareciera de la superficie del globo, al hombre sólo le quedarían cuatro años de vida: sin abejas, no hay polinización, ni hierba, ni animales, ni hombres". Por ello, vamos a disfrutar de ellas, cuidarlas, e intentar hacer todo lo posible por que permanezcan muchos más años con nosotros.