07/09/15
Alimentos de temporada para septiembre, en su mejor momento
Los alimentos de temporada para septiembre, incluidos como protagonistas en nuestra dieta diaria, son la mejor forma de garantizar que nuestro organismo recibe regularmente los saludables componentes que aportan unos productos que justamente en esos momentos se encuentran en sus mejores condiciones de frescura y adecuación a la época del año.
Sin olvidar, además, que al consumir alimentos de temporada estamos contribuyendo activamente al mantenimiento de una agricultura sostenible y a la protección del medio ambiente.
La Fundación Dieta Mediterránea, cuyo objetivo fundamental es el de preservar el estilo de vida que compartimos los pueblos mediterráneos desde hace miles de años, recomienda los siguientes alimentos de temporada como los más adecuados para este mes de septiembre que acaba de comenzar.
Frutas
Aguacate, Albaricoque, Caqui, Ciruela, Chirimoya, Frambuesa, Granada, Higo, Kiwi, Mango, Manzana, Melocotón, Melón, Membrillo, Nectarina, Paraguaya, Pera, Plátano, Sandía y Uva.
Verduras y hortalizas
Acelga, Ajo, Alcachofa, Apio, Berenjena, Brócoli, Calabacín, Calabaza, Cebolla, Col Lombarda, Coliflor, Endibia, Escarola, Espinaca, Judía verde, Lechuga, Nabo, Pepino, Pimiento, Puerro, Rábano, Remolacha, Repollo, Tomate y Zanahoria.
Pescados y mariscos
Almejas, Anguila, Bonito, Buey de mar, Calamares, Camarón, Carpa, Cigala, Centollo, Congrio, Dorada, Fletán, Gamba gris, Jurel, Langosta roja, Liba, Mejillones, Mero, Nécora, Palometa, Perca, Percebe, Pez espada, Pulpo, Ostras, Salmón, Sardina, Tiburón y Trucha.
Carnes
Becada, Cerdo, Codorniz, Conejo, Conejo de monte, Faisán, Gallina, Liebre, Pato, Perdices, Pollo, Ternera y Vaca.
La Dieta Mediterránea
Los beneficios de la Dieta Mediterránea sobre la salud y su papel en la prevención de muchas enfermedades crónicas son hoy por hoy una evidencia científica. Las comidas principales no pueden prescindir de tres elementos básicos:
Cereales. Una o dos raciones por comida, en forma de pan, pasta, arroz, cuscús u otros. Deben ser preferentemente integrales ya que algunos nutrientes (magnesio, fósforo, etc.) y fibra se pueden perder en el procesado.
Verduras. Deberían estar presentes tanto en la comida como en la cena, aproximadamente dos raciones en cada toma. Por lo menos una de ellas debe ser cruda. La variedad de colores y texturas aporta diversidad de antioxidantes y de sustancias protectoras.
Frutas. Una o dos raciones por comida. Deben ser el postre habitual.
Y además:
Se debe garantizar el aporte diario de entre 1,5 y 2 litros de agua.
Productos lácteos. Preferiblemente en forma de yogur y queso bajos en grasa. Su consumo debería ser moderado, en torno a dos raciones diarias.
El aceite de oliva debería ser la principal fuente de grasa por su calidad nutricional. Se debe utilizar para aderezar y cocinar, una cucharada.
Las especias, las hierbas, la cebolla y el ajo son una buena manera de introducir una variedad de aromas y sabores a los platos y una buena estrategia para reducir el uso de la sal.
Las aceitunas, los frutos secos y las semillas son una buena fuente de grasas saludables, proteínas, vitaminas, minerales y fibra.
Se recomienda un consumo moderado de vino u otras bebidas fermentadas.
Semanalmente:
Consumir proteínas tanto de origen animal como de origen vegetal. Los platos mediterráneos no suelen contener alimentos proteicos de origen animal como ingrediente principal, sino que son añadidos a otras preparaciones para hacerlas más gustosas.
El pescado (dos o más raciones), la carne magra (dos raciones) y el huevo (2-4 raciones) son fuentes de proteína de alta calidad de origen animal. El pescado y el marisco son, además, fuentes de grasas saludables.
El consumo de carne roja (menos de dos raciones, preferentemente cortes magros) y de carne procesada (menos de una ración) debe ser reducido tanto en cantidad como en frecuencia.
Las legumbres combinadas con los cereales son una buena fuente de proteínas de origen vegetal. Las patatas se incluyen en este grupo y frecuencia de consumo por su presencia en las recetas tradicionales de carnes y pescados (unas tres raciones a la semana, preferiblemente frescas).