02/06/13
¿Puede la agricultura ecológica alimentar al mundo?
Algunos llegan a la conclusión que sí y otros llegan a la conclusión contraria. Mi opinión es que no podremos tener la certeza absoluta hasta que lo llevemos a cabo.
Pero ¿y si planteamos la pregunta al revés? ¿Puede la agricultura industrial alimentar al mundo? Está visto que no. Ya llevan unos cuantos años intentándolo y las cifras de pobreza no paran de aumentar.
¿Cuál es la trampa? Pues simplemente que el hambre en el mundo no es un problema agronómico. Se trata simplemente de un problema político y de intereses económicos. Mientras no se rompa esta tendencia ningún tipo de agricultura podrá alimentar al mundo. Simplemente porque ya hay quien se ocupa de que siga habiendo muchos pobres para que unos pocos puedan ser muy ricos.
Otro aspecto a tener en cuenta es si se puede alimentar a todo el mundo comiendo carne tres veces al día. La respuesta es no. Ni se puede ni nos conviene. Muchas de las enfermedades de los ricos se deben a un exceso de consumo de proteína y grasas animales. La mayor parte de producción de cereales y leguminosas debe destinarse a la alimentación humana y no a la producción de piensos.
Hechas estas aclaraciones, mi punto de vista como agrónoma es que las técnicas de la agricultura ecológica pueden perfectamente producir alimentos en cantidades suficientes para alimentar a la población mundial. Y me estoy refiriendo a la agricultura ecológica en el sentido más amplio, es decir, todos aquellos sistemas que tienen como objetivo producir alimentos sanos respetando el medio ambiente y mejorando la fertilidad del suelo. Esto incluye a muchas clases de agriculturas: agroecológica, biodinámica, sinérgica, regenerativa, biointensiva, natural, etc.
Muchos piensan que la agricultura ecológica consiste en dejar de utilizar pesticidas y abonos químicos, y sustituirlos por abonos orgánicos y preparados naturales. Yo también creo que si la reducimos a ello difícilmente podrá producir alimentos para todos. No estamos hablando de cambiar unos ingredientes por otros. La verdadera agricultura ecológica va mas allá. Se trata de aprovechar todo aquello que nos brinda de forma gratuita la naturaleza y ponerla a trabajar en nuestro provecho para producir alimentos.
Lo primero es la energía del sol y lo segundo el ejército de microorganismos que hay en el suelo y que son los responsables de la alimentación y la sanidad del planeta. Se debe trabajar a favor de la naturaleza y no en su contra. Imitando a los ecosistemas naturales evitaremos muchos problemas ligados a la agricultura industrial: plagas, enfermedades, erosión, pérdida de biodiversidad, suelos agotados, aguas contaminadas y agricultores empobrecidos y dependientes.
No seamos ilusos. En la agricultura, como en todos los sectores productivos, los intereses económicos han decantado la balanza en el desarrollo de unas técnicas u otras. Se han promocionado las semillas híbridas, y ahora las transgénicas, asociadas siempre a un paquete tecnológico formado por abonos químicos y pesticidas que el agricultor está obligado a comprar. Y se han enterrado en los cajones los estudios que demostraban que se puede producir simplemente con lo que nos brinda la naturaleza.
La agricultura industrial produce más, pero se basa en el expolio de recursos y el agotamiento de los suelos. ¿Podrá garantizar este tipo de agricultura la producción de alimentos para las generaciones futuras?