16/01/13
Calidad y control en el aceite de oliva
Podemos decir que en España se han renovado completamente nuestras almazaras incorporando los más modernos sistemas de elaboración y de almacenamiento de nuestros aceites. Asimismo, se han dimensionado las líneas de recepción de aceituna de las almazaras, para que prácticamente toda la producción de aceituna recogida se molture el mismo día que se cosecha, y es posible realizar una separación de lotes selectiva según variedades, suelo y vuelo, etc... Todo ello buscando la máxima calidad de los aceites elaborados.
También el sistema de liquidación de las cooperativas se ha ido adaptado a las necesidades de producción de aceite de calidad, desglosando las liquidaciones según variedades, la aceituna sea vuelo o suelo, la época de recogida, etc.
Estos esfuerzos no han sido en vano y así la calidad del aceite de oliva español está siendo reconocida internacionalmente, lo que ha supuesto que nuestras exportaciones se hayan disparado batiendo record, año tras año, y donde los aceites de oliva españoles son una referencia mundial.
Sin embargo, esta realidad de la producción de calidad del aceite de oliva español se ha visto en ocasiones empañada por informaciones en prensa que siembran dudas sobre la calidad de nuestros aceites. Una parte de estas informaciones obedecen a estrategias comerciales de países competidores que, careciendo de mejores argumentos para valorizar su producción, utilizan la táctica de desprestigiar al contrario. Es el caso de los productores de Estados Unidos y Australia que, utilizando como coartada científica, y aparentemente independiente, informes de la Universidad de Davis, no dudan en cuestionar los métodos de análisis reconocidos por el COI y cuestionar la calidad de los aceites, no solo españoles sino europeos en general. O el caso del informe elaborado por Rabobank, encargado por los productores de aceite de oliva de Estados Unidos, en el que se califica al sector español de obsoleto y productor de aceites de mala calidad, algo totalmente fuera de la realidad y que no deja de sorprender en una Entidad que pretende ser un referente en el sector.
En la prensa española aparecen esporádicamente informaciones que cuestionan la calidad de los aceites envasados en nuestro país, incluso con acusaciones de fraude, que la mayor parte de las veces no llega a ser demostrado, pero eso sí, el daño que se hace a la imagen de nuestros aceites es demoledor.
En Cooperativas Agro-alimentarias somos firmes partidarios de que se establezcan todos los controles que sean necesarios para garantizar la calidad de los aceites y evitar posibles fraudes. Sin embargo, creemos que la normativa de control de la calidad actual tiene importantes carencias que hay que subsanar, ya que crea una gran inseguridad jurídica a las empresas de envasado por lo que será necesario revisarla en profundidad.
Esta petición ha sido trasladada a la Administración española y Europea y ya se están poniendo en marcha iniciativas para mejorarla. Así, en España, el Ministerio de Agricultura ha puesto en marcha un estudio intercolaborativo entre paneles de cata públicos y privados para conseguir una mayor homogeneización de los resultados y, de la mano de la Interprofesional, se ha iniciado un proyecto de I+D+i en el que intervienen 7 grupos de investigadores para estudiar métodos químicos complementarios al panel de cata. También en la Unión Europea se están promoviendo modificaciones a la normativa que afectarán a la utilización de aceites en el canal Horeca, a la mejora del etiquetado y a la homogeneización de los controles en toda la Unión Europea.
Estos son unos trabajos muy importantes, pero también creemos que se deben cometer modificaciones de tipo jurídico para conseguir la plena seguridad jurídica de las empresas envasadoras. Así, hemos solicitado a la Administración reiteradamente que se exija que, en el momento del envasado, todo aceite de oliva tenga que ser acreditado por un panel de cata reconocido por la Administración, de manera que, a partir de ese momento, la responsabilidad de la calidad del aceite de oliva pase a depender del tenedor del mismo. A cambio de ello, estaríamos dispuestos a ser más exigentes con los parámetros físico-químicos del aceite de oliva, previniendo el deterioro que se pueda producir en el aceite, por el hecho de tratarse de un producto “vivo”, y garantizar así que llegará al consumidor con la máxima calidad.
De esta manera evitaríamos el enorme desprestigio y coste económico que supone para el envasador, el que aparezca en los medios de comunicación que está cometiendo un fraude cuando en muchas ocasiones se trata de una mera discrepancia de evaluación entre paneles de cata, o que el deterioro de la calidad es debido a causas no controlables por el envasador, como una mala conservación del mismo. Pero la normativa actual establece que la responsabilidad de la calidad de un aceite, desde que se envasa hasta que lo adquiere el consumidor final, recae exclusivamente en el envasador.
Confiemos en que, por el prestigio de los aceites de oliva de nuestro país, la Administración tome cartas en el asunto y solucionemos, de una vez por todas, este problema. Todo el esfuerzo realizado por el sector productor en aras de la calidad no puede caer en saco roto.