28/01/13
Colores para identificar el origen del agua y el potencial valor del recurso
Comprender que el agua no está solo en los grifos ni que esa es su fuente primaria es el propósito de esta "coloración" simbólica que ayuda a los expertos a poner valor a un bien natural e universal, imprescindible en todos los procesos vitales y productivos, de la naturaleza y la sociedad.
Para establecer la relación valor y coste de un recurso que tiene un precio irregular, investigadores de todo el mundo acordaron desde hace unos diez años poner "color" a un elemento popularmente conocido como insípido, incoloro e inodoro, explicó a EFEverde el catedrático Alberto Garrido, subdirector del Observatorio del Agua de la Fundación Botín.
La nueva terminología ayuda a establecer conceptos comunes en procesos de producción globalizados en los que el papel del agua es dispar, según políticas nacionales, la geografía y el clima, agregó.
Agua azul es la de ríos, lagos y acuíferos; verde, la que se deposita en los campos y vuelve al ciclo a través de la evaporación; gris, el agua que tras un solo uso pierde potabilidad, pero puede reutilizarse sin depuración en algunas actividades y negra es la que entra al sistema de alcantarillado y requiere tratamiento.
La amarilla, de identificación más compleja, es aquella que contiene algún tóxico químico y requiere un tratamiento sofisticado antes de reincorporarse al sistema.
El Observatorio, que tras dos años de trabajo ha publicado esta semana un documento con las bases para un "pacto de futuro" sobre el agua en España, defiende que no hay una crisis del recurso, sino una mala gestión.
Para subsanarlo, subrayan, es imprescindible diferenciar el origen del agua (por su color) y recomendar el mejor uso para cada una de ellas.
Toman en cuenta, además, lo que denominan agua "virtual", la que requiere un producto para todo el proceso que va desde su elaboración hasta que llega al consumidor.
Los cálculos acordados establecen que, como promedio, para obtener un vaso de leche se requieren hasta 200 litros de agua "virtual", 15.000 para un kilo de carne de vacuno y 40 para una rebanada de pan.
Todo el agua virtual que necesita un país o un sector define la huella hidrológica, que en España se calcula en 2.461 metros cúbicos por persona/año, la quinta en volumen mundial, cuya media se fija en 1.385 m3.
El comercio de agua virtual empieza a determinar las ventajas competitivas de un determinado sector, apuntó Garrido, ingeniero agrónomo, asesor de la FAO y la OCDE, que respalda la reasignación del agua dedicada a cultivos poco rentables.
La clave, dijo, es disponer de datos actualizados sobre los usos directos del agua azul y el agua verde y equilibrar las necesidades de agua de cada país.
El capítulo del Agua de la Organización de Naciones Unidas (ONU Agua) ha declarado 2013 el "Año internacional de la cooperación en la esfera del agua" para fortalecer el diálogo y contribuir a la agenda del Decenio del Agua 2005-2015, a cuyo término se pretende reducir a la mitad la proporción de personas que viven sin agua potable y saneamiento básico.
Alerta sobre la explotación insostenible de los recursos hídricos y defiende el aprovechamiento eficiente del agua. El CSIC se hace eco de esta conmemoración con la conferencia magistral, el próximo martes, "La sed de un planeta hambriento".
Hasta el 97,5 por ciento del agua del planeta está en los océanos, de los que a diario se evaporan 502.800 km3 y exactamente 577.000 km3 vuelven en el mismo periodo en forma de lluvia, en el circuito cerrado que describe el ciclo del agua de nuestro planeta azul, en el que solo un 2,5 se considera dulce, aún sin tener azúcar... pero esa es otra historia.