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Marta García

29/07/14

Crean la primera finca ecológica experimental de agricultura ecológica

Es una iniciativa surgida este año, fruto de la colaboración de tres entes: el vivero ecológico Blasenea (Zarautz), la empresa de jardinería y paisaje Kimu Bat (Azpeitia) y la asociación Agifes de personas con enfermedad mental y familiares. No tiene ánimo de lucro y los posibles beneficios se reinvertirán en la propia finca.

Quien se acerca hoy a la finca experimental, que cuenta con varios invernaderos y huertos al aire libre, se puede encontrar con personas que han acudido a comprar planta para sus huertas o productos fitosanitarios ecológicos, o bien con unos trabajadores que están cortando pujas de las tomateras, por ejemplo. Son dos agricultores y un grupo de personas con enfermedad mental con sus monitores que trabajan ahí toda la semana, coordinados por la capataz Amaia Odriozola.

Éste año la finca, que ya existía anteriormente, toma nuevo rumbo y el enclave sirve para la investigación de la agricultura ecológica y está abierto a todo el público. Por ejemplo, se han plantado sesenta variedades de tomate, con la finalidad de contrastar el comportamiento y manejo de cada una de ellas. «Fuimos a la cuna del tomate, a las Américas, también a Francia, Italia, y trajimos semillas de numerosas variedades. Ahora se trata de saber cuáles se aclimatan bien a esta tierra y clima, y cuáles sufren y no son viables. Pero para ello harán falta cinco o seis años al menos, porque todos los años son diferentes climatológicamente», nos comenta Iban Sabalza, uno de los fundadores del vivero Blasenea. En su vivero del barrio de Elkano de Zarautz dispone de más de 200 variedades de tomate.

“De América trajimos varias variedades interesantes. Por ejemplo, descartamos las tardías, las que maduran en octubre aquí no son viables. Pero allí en Amética te encuentras con un mundo inacabable de variedades y la cultura del tomate es impresionante”, prosigue Sabalza.

En los invernaderos de KarabelEko se cultivan también bastantes variedades de plantas susceptibles de ser consumidas en crudo, a modo de ensalada. Hay lechugas de texturas muy diferentes, completamente desconocidas para el gran público y para buena parte de los profesionales de la cocina. También dandelions, de colores, una hierba que recuerda al diente de león, pero texturas más refinadas, blandas y de menor amargor. «No es normal que aquí solamente se consuma en crudo la escarola y unas pocas clases de lechuga, y en Japón, por poner un ejemplo, decenas de variedades. Creemos que poco a poco irán ganando terreno las nuevas hortalizas y la diversidad varietal es un mundo inquietante para el paladar, así como beneficioso para nuestra salud. Éstos últimos días hemos conectado con el jefe de cocina de la empresa Orona, que realiza menús diarios para más de 200 personas y donde cobran especial importancia en su menú las hortalizas.el encontrarse con tanta variedad de hoja.se ha entusiasmado y ya se ha animado a participar como colaborador».

También cultivan distintas variedades de kale, una planta que ahora causa furor en Estados Unidos e Inglaterra. La toman triturada en crudo, a modo de zumo, o cocida como una col. Tiene sabor a berza y posee muchos antioxidantes. Se comenta que es un potente anticancerígeno. KarabelEko cuenta también con hileras de Mizuna y Mibuna, dos verduras del sudeste asiático que aquí crecen rápidamente sin ningún tipo de problema. Además, se cultivan varias clases de berenjena, con frutos de aspecto muy variado. «Tenemos berenjenas de Turquía, berenjenas tigre, de Vietnam. el sudeste asiático es la capital de esta hortaliza», dice Sabalza.

KarabelEko experimenta también en torno a distintos tipos de compost. Los restos vegetales acaban en las zonas de compostaje. «Y en un futuro muy próximo comenzaremos a hacer pruebas con la flora silvestre local en busca de su potencial para el uso en jardinería, horticultura y cocina, identificándolas por su interés ornamental, comestible o curativo para la huerta», precisa Iker Goikoetxea, de la empresa Kimu Bat, otra de las entidades promotoras de la finca experimental.

La iniciativa es fruto de una confluencia de intereses: por una parte, está el hecho comprobado del efecto terapéutico de la horticultura y la agricultura ecológica para las personas con enfermedad mental; por medio del ocio terapéutico, estas personas adquieren confianza en sí mismas, lo que facilita su integración en la sociedad. La otra motivación para la creación de Karabeleko deriva de la escasez de información que existe sobre el comportamiento de las variedades hortícolas bajo una manejo totalmente ecológico. Parte de la producción va destinada a los grupos propios de consumo. Hoy en día hay cuarenta grupos, integrados en buena parte por gente vinculada o próxima a la asociación Agifes.