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Marta García

11/06/13

Desarrollan un modelo teórico para predecir las cosechas de trigo hasta 2050

Nueve mil millones de bocas pedirán pan en el año 2050. Además, el calentamiento de las regiones templadas, debido al efecto invernadero, hará crecer la desertización sobre muchas de la tierras fértiles. Para evitar escenas más parecidas a las de la película 'Apocalypse Now', en este caso con personas hambrientas luchando por su alimento, un equipo internacional de científicos ha desarrollado un modelo teórico para predecir la producción de las cosechas.

En un artículo reciente, publicado en la revista Nature Climate Change, los participantes en el «Proyecto de Comparación y Mejora del Modelo Agrario» (AgMIP, en sus siglas inglesas), combinan múltiples modelos de cosechas con otros para la predicción del clima. Como todas las culturas se apoyan en una dieta basada en los cereales, las primeras estimaciones se han realizado para preveer el rendimiento de las plantaciones de trigo.

Uso sostenible de la tierra

«Intentamos cuantificar las incertidumbres como primer paso para elaborar un modelo fiable que nos permita predecir la producción en el futuro», sostiene Bruno Basso, experto en ecología de la Universidad de Michigan y miembro del AgMIP. «Combinando modelos climáticos y de producción de las cosechas, podremos comprender más profundamente el incremento de los gases de efecto invernadero en la atmósfera, relacionándolo con el aumento de la temperatura y los cambios en las lluvias, que afectarán en el futuro a la producción global de trigo», asegura Basso.

Esta iniciativa, encaminada a realizar un uso sostenible de las tierras de labor, engloba en sus variables de estudio la rotación de los cultivos, la época de plantación, el uso de agua de riego, los nutrientes del terreno para optimizarlos con el clima futuro, y el impacto ambiental que estos cambios puedan producir en el entorno.

El simulador 'SALUS'

El modelo del simulador 'SALUS' ha sido diseñado por Joe Ritchie, un profesor emérito de la Universidad de Michigan. Basso y su equipo han ampliado el rango de predicción para cubrir más regiones a más largo plazo. «Ahora somos capaces de alterar los escenarios, hacerlos evolucionar virtualmente y comparar sus consecuencias. Esto nos permite, por ejemplo, prevenir el impacto de los fertilizantes como en el caso de los nitratos», ha afirmado.

El equipo ha simulado la producción de trigo con veintisiete modelos diferentes. El esquema del modelo 'SALUS' también ha sido empleado en regiones de India o Áfricadonde escasea el agua para el riego. «Abrigamos el ambicioso programa de utilizar el conocimiento científico para mejorar el mundo, reducir la pobreza y mitigar el hambre», sentencia Basso.

Simuladores y satélites

Son varios los satélites dedicados a realizar un seguimiento de las cosechas. Estos satélites en miniatura permiten alertar a las autoridades cuando existe el riesgo de perder una cosecha, a la vez que realizan un seguimiento del avance de la desertificación y la deforestación y nutren de datos para sus cálculos a los simuladores como el 'SALUS'. Los expertos en perspectivas agrícolas globales preveen un aumento en la demanda mundial debido al crecimiento de la población —que no va acompañado de mayores cosechas—, de modo que los alimentos básicos, como los cereales y las legumbres, se convertirán en materias de gran valor estratégico susceptibles de exportarse a buen precio.

El último de ellos ha sido el Proba-V. A pesar de su reducido volumen, menos de un metro cúbico, el nuevo satélite de la Agencia Espacial Europea llevará a cabo una misión de gran envergadura: fotografiar cada dos días el crecimiento de la vegetación y los cambios en la cubierta verde de todo el planeta.