10/09/14
Desarrollan un producto orgánico contra la varroa con 95% de eficiencia
Una de las mayores amenazas para la actividad apícola mundial es la varroa, un ácaro que parasita la abeja Apis mellifera L. en estadíos juveniles y adultos, y afecta su supervivencia. A fin de prescindir del uso de productos sintéticos que afectan el medio ambiente, promotores asesores de Cambio Rural del INTA –nucleados en la Cooperativa de Trabajo Apícola Pampero Ltda.– desarrollaron un acaricida orgánico de uso apícola llamado “Aluen CAP” para controlar la principal plaga de la apicultura mundial.
Elián Tourn –técnico de Cambio Rural del INTA Bordenave, Buenos Aires– destacó las propiedades de la formulación orgánica llamada “Aluen CAP”: “Es la única que existe en el mundo, con una eficiencia del 95% con una sola aplicación y de bajo costo –aún en colonias con gran desarrollo de cría–”.
Además, indicó que “el acaricida, de origen natural, no contamina la miel ni tiene restricciones ambientales y tampoco genera resistencia”, lo que permite prescindir de la aplicación de productos sintéticos sin perder potencial productivo.
En referencia a los acaricidas de síntesis, Tourn explicó que “su uso intensivo fue efectivo en los inicios de la varroa pero generó resistencia en el parásito y dejaba residuos en la cera y en la miel”. A su vez, detalló, que esto produjo desconfianza en los productores apícolas quienes comenzaron a utilizar medicamentos artesanales elaborados sin sustento teórico.
Este logro permitirá que los 33 mil apicultores del país –de los cuales el 70 % son pequeños y medianos con menos de 500 colmenas– puedan controlar la principal plaga de la apicultura mundial.
Asimismo, por tratarse de un tratamiento orgánico, Tourn aseguró que “habilita la posibilidad de comercializar un producto diferenciado con respaldo de trazabilidad y calidad, lo que mejoraría sustancialmente el valor comercial del producto y las oportunidades de negocios”.
La formulación de los tratamientos es un desarrollo reciente basado en ácido oxálico y es la única de origen orgánico efectiva en colmenas con gran desarrollo de cría y sin restricciones ambientales.
“Como no requiere que las abejas lo consuman –detalló Tourn– se evita su intoxicación. Además, reduce de 5 a 1 las visitas necesarias para su aplicación y, en consecuencia, se disminuye en un 20% el consumo de combustible fósil en la producción apícola.
Esta alternativa de control surgió del trabajo interdisciplinario de los miembros de la Cooperativa de Trabajo Apícola Pampero Limitada junto al programa Cambio Rural y formada por los técnicos de INTA Bordenave.
Asimismo, participaron el Laboratorio de Estudios Apícolas de la Universidad Nacional del Sur y el Laboratorio de Artrópodos de la Universidad Nacional de Mar del Plata.