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M.ª Paz Ferrer

26/07/15

El BID crea su primer fondo de apoyo a la agricultura climáticamente inteligente

Esta iniciativa financiera nace con un fondo de cinco millones de dólares (unos 4,55 millones de euros) para fomentar la apuesta del sector privado por iniciativas que contribuyan a las mejores prácticas agrícolas, el uso sostenible de la tierra y el desarrollo de proyectos dirigidos a lograr cultivos resilientes al cambio climático.

«Hasta el momento, nuestros esfuerzos han producido resultados sólidos en materia de mitigación climática. Esta nueva iniciativa complementa dichos logros con un fondo sin precedentes que permite perseguir resultados igualmente ambiciosos en el terreno de la adaptación climática», explicó durante el anuncio de la creación del nuevo mecanismo financiero Kelle Bevine, responsable de Estrategia del Departamento de Financiamiento Estructurado y Corporativo del BID. «Este tipo de herramientas concesionales ayudan a impulsar la innovación de los proyectos pioneros en el mercado y a romper con la inercia», añadió.

La agricultura climáticamente inteligente (ACI o Climate Smart Agriculture -CSA) propone enfoques más integrados en relación con los desafíos fuertemente interrelacionados de la seguridad alimentaria, el desarrollo y el cambio climático con el fin de ayudar a los países a determinar las opciones que les supongan un beneficio máximo y cuyas ventajas comparativas deban ponderarse, según la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO).

La AIC es un modelo de negocio que aumenta la producción agrícola al tiempo que mantiene invariables o reduce insumos tales como tierra, agua y fertilizantes. También incrementa la productividad total mientras disminuye el impacto ambiental y eleva la resistencia de la producción a las amenazas inducidas por los efectos del cambio climático.

No obstante, las inversiones en AIC se enfrentan a una serie de obstáculos para poder acceder a la financiación, entre los que se incluyen los prolongados períodos de recuperación de la inversión y las barreras a la información sobre prácticas sostenibles. Debido a ello, «las inversiones climáticamente inteligentes pueden terminar quedando postergadas de manera indefinida», explican desde el BID, lo que perpetúa la gestión ineficiente del uso de la tierra, mayores emisiones de GEI, más vulnerabilidad al cambio climático y menores ingresos para los pequeños productores.

Ante esta circunstancia, el Faci nace para hacer frente a estas barreras «al ofrecer capital tolerante al riesgo con prolongados plazos para catalizar las inversiones privadas amortiguando las pérdidas tempranas y aportando un tramo concesional de recursos que tiene la capacidad de convertir los proyectos en inversiones sostenibles. La asistencia técnica asociada permitirá al BID desarrollar la capacidad necesaria para la implementación de los proyectos y compartir las lecciones aprendidas con otros inversores del sector privado», subrayan los responsables del nuevo fondo.

Las inversiones del Faci se centrarán en la restauración de tierras degradas mediante la reforestación y otras medidas para incrementar la productividad, la rentabilidad y las reservas de carbono. También mejorarán la gestión agrícola mediante la inclusión de la certificación en materia de sostenibilidad de productos agrícolas e inversiones en eficiencia hídrica.

Desde el BID recuerdan que los sectores forestal y agrícola de América Latina y El Caribe ya están sufriendo los efectos del cambio climático. Por ejemplo, las plantaciones de café en América Central y del Sur son cada vez más vulnerables al hongo de la roya, lo que obliga a realizar inversiones en replantación y asistencia técnica. La reducción de la emisiones del sector agropecuario y los esfuerzos para lograr que sea más resistente a los efectos del cambio climático se han convertido en un desafío crítico para el desarrollo dada la importancia de dicha área para la región.