11/05/15
El futuro de las abejas depende de una bacteria
De acuerdo a ARS USDA, la biólogo molecular, Vanessa Corby-Harris y el ecologista microbiano, Kirk E. Anderson, del Carl Hayden Bee Research Center en Tucson, Arizona y que es parte del Servicio de Investigación Agrícola [ARS], decidieron nombrar a la nueva especie Parasaccharibacter apium.
Las abejas han debido enfrentarse a una serie de factores estresantes y enfermedades que han disminuido considerablemente su población, entre ellos enfermedades, mala nutrición y efectos de los plaguicidas, sobre todo durante los últimos 30 años.
No obstante, gracias a diversas investigaciones, se ha descubierto que diferentes bacterias viven dentro de las abejas adultas y en la colmena, las cuales han sido estudiadas por científicos para saber si éstas ayudan a las abejas a lidiar con algunas de estas tensiones.
En ese contexto, la nueva bacteria es una de las primeras que ofrecen un beneficio a las larvas de abeja. En experimentos de laboratorio, las larvas de abejas alimentadas con P. apium tuvieron en promedio un 30% más de supervivencia en comparación con aquellas alimentadas con un control estéril.
Hasta ahora, no se sabe cómo la P. apium confiere esta ventaja en la supervivencia de las larvas. No obstante, la bacteria ha sido encontrada sólo en las abejas y sus colmenas.
En el caso de la P. apium encontrada en las colmenas, los investigadores indican que es una especie distinta y nueva de cualquier otra previamente identificada, sin embargo tiene parientes de origen natural muy cercanos que se encuentran en el néctar de muchas flores, como las de cactus, margaritas, cardos y flores de manzano.
Los científicos han secuenciado el genoma de P. apium y están empezando a diseccionar las propiedades funcionales que distinguen la Acetobacteraceae que habita en las flores de aquellas que han coevolucionado con la colmena de abejas melíferas. Y es que precisar estas diferencias ecológicas será clave para comprender la función de P. apium en las colmenas, explicó Anderson.
A través de una mínima muestra, los investigadores descubrieron que P. apium se encontraba en casi todas las colonias de abejas sanas que examinaron y un futuro estudio explorará la abundancia de P. apium en colonias de abejas débiles o con dificultades.
Si bien el mecanismo por el cual las bacterias benefician a las larvas permanece en estudio, su importancia es suficientemente clara, por lo que Corby-Harris y Anderson ya están realizando pruebas de campo con ésta y otras bacterias que pueden beneficiar la polinización y la industria de la producción de miel como potenciales herramientas de gestión.