CHIL.org

chilorg

25/10/15

El negocio de la alimentación ecológica se dispara en España

Los dibujos animados y los tebeos de antaño no se andaban con rodeos. En ellos, la comida era copiosa y regularmente cazada ese mismo día. En Astérix no había historieta que no terminara en un festín coronado por un jabalí (o varios) hechos a la brasa, y los Picapiedra también eran cazadores, pero de brontosaurio. Por contra, cuando la animación se ubicaba en el futuro, ¿qué comían? Cubitos concentrados que representaban toda una comida completa. William Hanna y Joseph Barbera se habrían desilusionado bastante al descubrir que en Europa en 2015 la comida del futuro se parece mucho más a la de los Picapiedra que a los sofisticados concentrados. Se impone lo natural.

En este sentido, España no es una excepción y sigue la tendencia europea. Los productos ecológicos, que poco a poco se han ido haciendo un lugar en la cesta de la compra, llegaron para quedarse. Se dispersan a través de los supermercados especializados, pero también cada vez más en los generalistas, lo que se traduce, año tras año, en una mayor producción (la mayor de la Unión Europea), y más huertos urbanos, que se extienden por el territorio español a gran velocidad.

Un ejemplo es la acelerada expansión de los supermercados ecológicos Veritas, que abrieron sus puertas en Barcelona en 2002 y el año pasado facturaron ya 33 millones de euros. Las previsiones para 2015 son alcanzar los 45 millones, en sus 33 sucursales y con la ayuda de más de 300 empleados. En el ejercicio de 2016 planean consolidar su presencia más en Cataluña, Islas Baleares, Andorra y el País Vasco, así como su aterrizaje en Madrid. «Tenemos como objetivo claro desarrollar nuestro modelo en la capital, aunque aún no hemos encontrado el local comercial que buscamos», explica Silvio Elías, su director general.

Como Veritas, SuperSano nació también del interés personal de su creador, Jesús Sánchez. Poseen puntos de venta en Valencia, Alicante, Madrid, Albacete, Murcia, Elche, Altea y Zaragoza. El crecimiento de este tipo de supermercados va acompañado lógicamente de una mayor producción de la categoría «bio» o ecológica. España ocupa el primer lugar en superficie de producción de este tipo en la Unión Europea, con una gran variedad de cultivos y producciones, fruto de los diferentes climas y sistema de producción y cultivo, según datos aportados por el Ministerio de Agricultura.

España tiene 1,6 millones de hectáreas de cultivo biológico y es el país europeo donde está más extendido este tipo de actividad ya que hay 30.500 productores. Australia, con 17,2 millones de hectáreas es el país del mundo con más superficie dedicada a la producción de alimentación biológica.Otras cifras indican una importante progresión. De 2006 a 2014, por ejemplo, se pasó de 14 ciudades con huertos urbanos en España a 216, de acuerdo al Informe del II Congreso Estatal de Agricultura Urbana y Periurbana que se celebró en Utrera el pasado año. De acuerdo al informe, se pasó de 262.870 metros cuadrados de superficie a 1.661.201 metros de sembrados en las ciudades. Y eso sin contar los huertos caseros, los que cada uno cultiva en casa.

Competencia doméstica

A los supermercados ecológicos estos huertos o productos de autoconsumo no les asustan en exceso. «Al revés, es positivo, porque tener un huerto en casa hace a las personas conscientes de lo difícil que es cuidar un ser vivo, del esfuerzo que necesita», comenta Silvio Elías. «Te vincula con la tierra, te hace más responsable, y lo que nosotros necesitamos son consumidores responsables», profundiza el director general de la cadena Veritas.

Aunque la moda se expanda con rapidez, los precios aún siguen siendo más altos que el resto de los productos que no cuentan con las certificaciones ecológicas. «En los últimos años, incluso con la crisis, hay familias que han reordenado sus prioridades de gasto, y la alimentación es cada vez más prioritaria», explica el emprendedor. Mejor sabor, más sano y, definitivamente, también un buen negocio, como lo demuestran las cifras cada año.