26/03/15
En busca de la judía que alimentará al mundo los próximos 100 años
En el colombiano Valle de Cauca se encuentra una de las instalaciones más importantes del mundo en materia alimentaria. Se trata del International Center for Tropical Agriculture (CIAT), un organismo que lleva más de cuatro décadas investigando y desarrollando con el objetivo de salvaguardar cultivos vitales en buena parte del mundo como la yuca, el arroz o las judías.
Las más de 36.000 variedades de judías que tienen controladas y estudiadas en este centro tienen un problema: el aumento en la temperatura del planeta podría provocar un verdadero desastre en cosechas que simplemente no están preparadas para soportar ese calor. Parece no obstante que ya hay solución al problema: se ha desarrollado una nueva judía que es capaz de aguantar una subida de 3 grados centígrados en la temperatura y que podría ser una garantía de cara a los próximos cien años.
Prevención ante la amenaza del calentamiento global
Aunque el descubrimiento puede no tener demasiada relevancia en Estados Unidos o Europa, sí es un hallazgo fundamental para África o Latinoamérica. Cuatrocientos millones de personas basan buena parte de su alimentación en judías en países en vías de desarrollo, y la predicción del Intergovernmental Panel on Climate Change lo hace aún más relevante: según sus datos, la temperatura del planeta aumentará entre 2 y 5 grados centígrados en los próximos 100 años.
Los responsables del CIAT hicieron una simulación por ordenador del efecto de ese aumento de las temperaturas, y llegaron a una conclusión muy preocupante: en 2050 el calentamiento global podría reducir el área de cultivo adecuado para judías en un 50%. Eso hizo que los responsables de este centro trataran de hallar una variedad que resistiera bien altas temperaturas. La respuesta fue el frijol tépari, una variedad que actualmente se cultiva en el norte de México y en el suroeste americano, y que cruzaron con otras variedades de esta legumbre.
Los resultados de las pruebas con esas nuevas variedades fueron excelentes, y tras cultivar las judías en diversas zonas comprobaron cómo algunas de ellas eran capaces de soportar aumentos de temperatura de 4 grados centígrados o más, dando no solo respuesta al calentamiento global, sino también a la posibilidad de expandir las zonas de cultivo a nuevas regiones.