14/01/13
Entrevista a Javier Lara de Miguel, director del Departamento de Aceite de Oliva, Aceituna y Algodón de Cooperativas Agro-Alimentarias
Organizaciones como Cooperativas Agro-Alimentarias velan por los intereses de los productores del oro líquido, un sector que ve y sufre las consecuencias de que los precios de venta del aceite de oliva estén en la actualidad por debajo del coste de producción. Una situación paradójica que para Javier Lara de Miguel, director del Departamento de Aceite de Oliva, Aceituna y Algodón, se da porque la industria y la gran distribución imponen los precios a “un sector productor muy atomizado y desorganizado”.
¿Cómo ha cerrado el sector la campaña 2011/12?
Sin duda, ha sido una campaña de records: récord de producción —con 1.614.300 toneladas—, récord de aceite disponible para el mercado—con 2.150.000 toneladas— y récord de salidas de aceite al mercado —con 1.460.000 toneladas—, especialmente debido al incremento de las exportaciones.
¿De cuánto estamos hablando?
Las exportaciones en la campaña 2011/12 han supuesto también un récord absoluto, alcanzando ya la cifra de 875.500 toneladas y representan el 60% de las salidas de aceite de oliva al mercado.
¿Cuáles son los principales destinos?
Italia es el principal destino. A ese mercado se ha destinado el 45% de nuestras exportaciones en la campaña 2011/12. Le siguen en importancia Portugal (10,5%), Estados Unidos (9%), Francia (8,5%) y Reino Unido (4,0%). China ha crecido mucho en esta campaña y supone ya el 3% de nuestras exportaciones, seguido de Australia (2,6%), Japón (2,3%), Brasil (1,9%) y Rusia (1%), que cerrarían la lista de los 10 principales países a los que exportamos. En total, estos 10 países suponen el 89,7% de las exportaciones españolas.
Un éxito…
Sí, si no fuera por la falta de rentabilidad para el agricultor en las cuatro últimas campañas.
¿Pero cómo es posible? Usted habla de año récord...
Los precios de venta del aceite de oliva están por debajo del coste de producción. Los productores son conscientes de la debilidad del sector productor frente a la fortaleza de la industria y la distribución, que son quienes imponen los precios ante un sector productor muy atomizado y desorganizado.
También consideran que los esfuerzos que realizan en obtener aceites de la mejor calidad no se ven recompensados económicamente ante la pequeña diferencia de precios en origen entre las categorías de más alta calidad —virgen extra y virgen— y el lampante, que es la base para la elaboración del denominado ‘Aceite de Oliva – contiene exclusivamente aceites de oliva refinados y aceites de oliva vírgenes’. En las zonas con olivares de bajo rendimiento es necesario un complemento de ayuda para poder mantener el cultivo el olivar.
¿No cree suficiente el apoyo que recibe el sector?
Las ayudas establecidas en la Política Agrícola Comunitaria, PAC, ayudan de manera importante a mejorar las rentas de los productores. Por ello, es fundamental que en la nueva reforma de la PAC, que se está debatiendo actualmente, se tenga en cuenta las peculiaridades del cultivo y se mantenga el actual nivel de ayudas.
¿Y el que recibe de nuestras propias administraciones?
Es cierto que en España la Administración en su conjunto considera al del aceite de oliva como un sector estratégico y lo prioriza en muchas de sus actuaciones. Sin embargo, no ejerce un liderazgo efectivo ante las instituciones europeas para modificar la normativa que se adapte a las necesidades del conjunto del sector español, por ejemplo, ante el desequilibrio de la cadena de valor, el establecimiento de medidas de regulación del mercado o de estructuración del sector productor.
España es el mayor productor de aceite de oliva del mundo, pero ¿cree que gozamos de la fama internacional que nos corresponde?
España goza de un gran prestigio por la calidad de sus aceites. Esto hace que España tenga la mayor cuota de mercado en la mayor parte de los países importadores de aceite de oliva, especialmente en los mercados emergentes. Es cierto que Italia goza de un alto prestigio, principalmente en mercados maduros como es el caso de Estados Unidos o Alemania, pero debemos tener en cuenta que buena parte del aceite de oliva que se consume en Italia o se exporta desde Italia es de origen español. Como apuntaba, en esta campaña 2011/12 Italia importó 380.000 toneladas de aceite de oliva español.
¿Qué diferencia a nuestro aceite de los de otros países competidores? ¿Cuáles son nuestras virtudes?
La estructura productiva del olivar es más competitiva que la del resto de países y, por tanto, esto es una baza fundamental que hace que el aceite de oliva español sea la referencia mundial. Contamos con las instalaciones más modernas del mundo y la tecnología más indicada para obtener la máxima calidad. El hecho de tener el olivar más extenso del mundo otorga a nuestros aceites una serie de peculiaridades. Es el país que tiene mayor número de variedades cultivadas y, por tanto, el de mayor variabilidad en cuanto a cualidades organolépticas, lo que nos permite tener aceites adaptados a las necesidades de cualquier mercado.
¿Cuáles son las tendencias en cuanto a consumo de aceite de oliva en España? ¿Y en el mundo?
En España se da la paradoja de que el mayor consumo es el de la categoría ‘Aceite de Oliva – contiene exclusivamente aceites de oliva refinados y aceites de oliva vírgenes’, que es la de menor calidad, con una cuota de mercado en torno al 60%. A medida que el consumidor conoce la diferencia entre las distintas categorías se inclina por las de mayor calidad: virgen extra y virgen. Poco a poco, el consumo de aceite de oliva virgen y, sobre todo, virgen extra va ganando terreno. En el mundo, al contrario de lo que ocurre en España, es el la de virgen extra la categoría que más se consume.
¿A qué nuevos retos se enfrenta el sector en la actualidad?
Como comentaba, la actual atomización del sector productor y el desequilibrio de la cadena de valor a favor de la industria y la gran distribución hacen necesario adoptar medidas de carácter estructural que permitan al sector productor poder competir en igualdad de condiciones. Sin duda, la concentración de la oferta y la integración cooperativa son las herramientas que permitirán ganar un volumen que nos haga relevantes en el mercado. Así, ganaremos eficiencia y, sobre todo, poder de negociación.
Sobre normativas y leyes
Este sector dispone de abundante normativa específica que “no siempre está adaptada a sus necesidades”, ya que se trata de “un sector muy dinámico, cuyas producciones han crecido mucho en los últimos años”.
Para Javier Lara de Miguel la normativa no contempla medidas que permitan al sector autorregularse con el objeto de dar estabilidad al mercado. “La ‘vecería’ característica del olivar ocasiona unos fuertes altibajos en los precios que no favorecen ni a los productores ni a los consumidores”, sostiene el director del Departamento de Aceite de Oliva, aceituna y algodón de Cooperativas Agro-Alimentarias. Por ello, explica, sería necesario modificar la normativa comunitaria y las normas de Defensa de la Competencia, estableciendo normas de regulación de mercado.
Ante la atomización del sector productor y el desequilibrio de la cadena de valor a favor de la industria y la gran distribución, Javier Lara de Miguel ve necesario adoptar medidas que permitan al sector productor estructurarse para poder competir en igualdad de condiciones. “Los proyectos de Ley preparados por el Ministerio de Agricultura para mejorar el funcionamiento de la cadena de valor y el de Integración cooperativa pueden ser un punto de partida para mejorar este sector”.
También considera importante mejorar la normativa de etiquetado y, en concreto, las denominaciones de las distintas categorías para permitir al consumidor conocer el producto que realmente están comprando. Asimismo, “es necesario mejorar las políticas de control del fraude con controles efectivos, no sólo basados en la analítica, sino también en el control de contabilidad de las empresas”.
Otro de los temas pendientes para Javier Lara de Miguel es la regulación de la normativa de comercialización. “Hay que dar garantía jurídica a los envasadores y establecer que el responsable de la calidad del producto sea el tenedor del aceite. En la actualidad, la responsabilidad de la calidad es del envasador hasta que llega al consumidor, independientemente de las condiciones de conservación a las que sean sometidas.