28/07/15
España estudia soltar miles de moscas transgénicas contra la plaga del olivo
La organización ecologista Greenpeace denunció el lunes la intención de la empresa británica Oxitec de “liberar hasta 5.000 moscas transgénicas por semana en España durante un año (1.825.000 en total) cerca de la ciudad de Tarragona”. Sería, señala la ONG, “el primer caso de liberación de animales modificados genéticamente en la Unión Europea”.
Oxitec, una compañía especializada en el control de plagas de insectos en cultivos, ha solicitado un permiso a la Generalitat de Cataluña para llevar a cabo una investigación científica en una parcela de 1.000 metros cuadrados cerrada con una malla. La empresa británica, en colaboración con el Instituto de Investigación y Tecnología Agroalimentarias, dependiente de la Generalitat, quiere comprobar en el terreno la eficacia de un insecto transgénico para controlar la plaga de la mosca del olivo, la peste más dañina para los olivares. La larva se alimenta de la pulpa de las aceitunas y estropea el aceite, provocando pérdidas económicas de hasta 600 euros por hectárea. Solo en Cataluña, la Unió de Pagesos calculó que en 2014 se perdió el 38% de la cosecha de aceitunas por culpa, principalmente, de la mosca del olivo.
La empresa Oxitec ha modificado genéticamente los machos del insecto para que se crucen con las hembras y produzcan una descendencia estéril, ya que las hijas hembras mueren en el estado de larva. El concepto ha funcionado en laboratorio y en pruebas en invernaderos para el control de la plaga. La intención de la compañía es liberar en la parcela mallada “como mucho 5.000 moscas por semana” durante “al menos ocho semanas”, en un ensayo que puede durar hasta 12 meses, según consta en el registro de organismos modificados genéticamente de la Comisión Europea. El número de insectos implicados oscilará pues entre 40.000 y 260.000, no casi dos millones como ha aireado Greenpeace.
La empresa todavía no tiene permiso para investigar en la parcela mallada. La solicitud está en manos de la Comisión Nacional de Bioseguridad, que evaluará el riesgo, según fuentes del Ministerio de Agricultura. “Antes de emitir esa evaluación se recaba la opinión de otros países de la UE”, explican las mismas fuentes. El informe de la Comisión es preceptivo pero no vinculante, así que la última palabra la tendrá la Generalitat, que recibió la solicitud el 22 de mayo de este año. La empresa propuso llevar a cabo el experimento entre el 1 de julio de 2015 y el 31 de julio de 2016.
“Hay una solicitud para un ensayo en una parcela mallada. Una vez que tengamos respuesta de las autoridades decidiremos si seguimos adelante o no”, sostiene Chris Creese, portavoz de Oxitec, que esgrime “invitaciones para investigar en otros países”. Según Creese, “Oxitec todavía no ha decidido si llevará a cabo un proyecto en España”.
La mosca modificada, bautizada OX3097D, fue creada hace cinco años y en estas 75 generaciones no ha mostrado “signos de inestabilidad genética”, una de las preocupaciones de Greenpeace. El insecto ha sido sometido a una sofisticada ingeniería genética basada en ADN procedente de unos organismos marinos conocidos como corales falsos, una cepa no patógena de la bacteria Escherichia coli, el virus del herpes simple de tipo 1, la mosca del vinagre, la mosca mediterránea de la fruta y una especie de mariposa. “No inyectamos ADN de otros organismos a nuestros insectos, sino que utilizamos ADN sintético”, matiza Creese.
"La liberación de insectos modificados genéticamente en el medio es un experimento peligroso que convertirá a toda Europa en un laboratorio al aire libre. Los insectos no respetan las fronteras, y la esterilidad nunca es 100% efectiva. Podrían escaparse del área de experimentación y si, como con tantos otros ensayos, las cosas no funcionan según el plan, será imposible desmantelar el experimento”, afirmó el lunes en un comunicado Janet Cotter, una geóloga especializada en suelos de Greenpeace Internacional.
El portavoz de Oxitec insiste en que es imposible que “un genio salga de la lámpara maravillosa”: que unas moscas escapen del experimento y colonicen Europa. “Los insectos liberados y su descendencia mueren y las moscas y sus genes desaparecen del medio ambiente. Es un concepto para no dejar rastro”, asegura.
El método, argumenta Creese, se ha probado en otros países con otras plagas. Desde 2009, enumera, ha habido proyectos “de liberación al aire libre” en las Islas Caimán (un territorio caribeño dependiente de Reino Unido), Malasia y Panamá. En Brasil, se ha iniciado un proyecto para liberar mosquitos responsables de la transmisión de las enfermedades del dengue y la fiebre chikungunya, modificados genéticamente para dejar descendencia estéril.
El mosquito de Oxitec ha logrado reducciones de las poblaciones de mosquito de hasta el 90%, evitando el uso de insecticidas en el medio ambiente. El municipio brasileño de Piracicaba es el pionero en este proyecto. “Más de 100 millones de mosquitos Oxitec han sido liberados en el mundo sin efectos adversos ni en las personas ni en el medio ambiente”, sostiene Creese.
El enfoque de Oxitec no es nuevo. La técnica de los insectos estériles se utiliza desde hace décadas para luchar contra las plagas. Tradicionalmente, se esteriliza a los machos con dosis bajas de radiaciones. Una vez liberados, los machos esterilizados se acoplan a las hembras silvestres y reducen la descendencia. A comienzos de la década de 1990, la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) dirigió con esta técnica una campaña de erradicación del gusano barrenador del ganado en el norte de África. La FAO llegó a liberar 40 millones de machos estériles por semana mediante el lanzamiento de cajas llenas de insectos desde aviones. Con la mosca del olivo, esta técnica no ha funcionado por la dificultad de lograr machos estériles mediante radiación.