10/11/14
Estudian cómo detener la propagación de la Xylella fastidiosa, una bacteria que provoca la muerte del olivo
La Xylella fastidiosa es una bacteria que hasta hace unos años sólo se había descrito en el continente americano, donde ha causado grandes daños en cultivos de gran importancia agrícola como vid, ciruelos, naranjos y almendros, de ahí que sea un organismo de cuarentena en la Unión Europea. Recientemente muchos olivos de la zona de Apulia (Italia) han muerto o se están secando por la acción de este organismo, movilizando a un gran número de instituciones y empresas científicas con el objetivo de evitar que la bacteria se propague. Actualmente esta bacteria afecta a más de 10.000 hectáreas y es el mayor riesgo en cuestión de sanidad que afronta el olivar.
La investigadora Blanca B. Landa, del Instituto de Agricultura Sostenible del Consejo Superior de Investigaciones Científicas y vinculada al Campus de Excelencia Internacional Agroalimentario (ceiA3) forma parte de toda esa flota de expertos que ha viajado a Italia para conocer de primera mano los efectos de esta bacteria y decidir qué medidas preventivas deben tomarse. Landa señala que la bacteria ataca el xilema de las plantas, es decir, el tejido vegetal por el que circulan el agua, las sales minerales y otros nutrientes desde las raíces hasta las hojas, como consecuencia la planta deja de transportar estos elementos y los brotes y ramas se secan progresivamente.
“La mejor forma de combatir la acción de esta bacteria es evitar que se introduzca en áreas que están libres de ella, y establecer medidas de cuarentena y aislamiento como las que se aplican en humanos en el caso del ébola”, explica la experta, quien añade que “no se debe evitar introducir material vegetal sin control, especialmente el que viene de zonas de Italia afectadas o de países en los que esta bacteria ha sido descrita”. En este sentido existen actualmente dos normativas de medidas de emergencia en la Unión Europea que instan a los estados miembros y concretamente a Italia a muestrear sus territorios e informar de la presencia o ausencia de esta bacteria, y a prohibir importar determinadas especies vegetales de terceros países si no se posee un certificado fitosanitario que indique que dichas especies están sanas.
Propagación y dispersión
Por su parte, el presidente de la Asociación Española de Sanidad Vegetal y catedrático de Patología Vegetal también vinculado al ceiA3, Rafael Manuel Jiménez Díaz, subraya que uno de los aspectos que agravan el problema es la capacidad de dispersión y de propagación que tiene la bacteria. Y es que la Xylella fastidiosa es transmitida eficientemente por diversas especies de insectos vectores conocidos como cicadélidos que son muy frecuentes en la Cuenca Mediterránea, tanto en el olivar como en otros cultivos y especies silvestres. Estos insectos absorben la bacteria de plantas enfermas al alimentarse succionando la savia del xilema mediante un estilete, en cuyo interior las bacterias absorbidas se multiplican de manera que los insectos mantienen de por vida la capacidad de transmitirlas cuando se alimentan de olivos sanos, a los que pueden volar hasta una distancia de 100 metros. “Esta bacteria es un riesgo potencial, el más importante actualmente a nivel europeo en el campo de la sanidad del olivar”, detalla Jiménez, quien subraya que por el momento no se disponen de medidas de lucha que puedan contrarrestar sus efectos, de ahí la importancia de evitar que llegue a nuestro país mediante medidas rigurosas de cuarentena.
Blanca Landa añade que ciertamente la bacteria no siempre causa la muerte y que sólo hay casos muy concretos en los que la infección provoca la muerte de la planta. “La reacción de ésta depende mucho de la especie vegetal y de la estirpe (subespecie) concreta de la bacteria. Hay algunas infecciones de la bacteria en plantas que no causan síntomas o los causan de forma muy suave y por ello pasan desapercibidos, pero que son igualmente peligrosas ya que sirven de inóculo para que cuando los insectos se alimenten de ellas la trasmitan a otras plantas que sí son susceptibles, como es el caso del olivo”, concluye la investigadora. Aún se desconoce por qué el olivo es tan susceptible, especialmente los ejemplares de olivo adultos.
Se han descrito más de 200 especies de plantas que pueden ser infectadas por la bacteria y desarrollar síntomas de enfermedad. Del mismo modo se conocen cerca de 40 especies de insectos vectores de este organismo en todo el mundo. Aunque la bacteria sólo se había descrito en el continente americano, recientemente también ha sido identificado en algunos países asiáticos como Irán o Turquía. Igualmente, también se identificó en viñedos de Kosovo hacia 1998. Sin embargo la zona en la que se detectó fue el área afectada por la guerra de los Balcanes y la presencia de la bacteria no se ha podido constatar con posterioridad. También existen referencias de que haya llegado a Francia, a partir de material vegetal importado desde América, como vides o plantas de café, si bien estas plantas se han interceptado y eliminado a tiempo.
En cualquier caso, diversos investigadores del ceiA3 especializados en el campo de la sanidad vegetal coinciden en la obligatoriedad de extremar la precaución para evitar que este mal se propague por los países europeos causando sus efectos devastadores en las especies vegetales que son vulnerables a sus efectos.