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Miguel Lorenzo

03/06/14

Europa reduce sus emisiones de gases de efecto invernadero a niveles récord

No solo eso: los datos, ya cerrados, enviados a Naciones Unidas y que la EEA hizo públicos este martes, muestran que los 15 países europeos que se comprometieron en el Protocolo de Kioto a contener sus gases de efecto invernadero han cumplido de sobra su meta conjunta: emitir en conjunto un 8% menos que en 1990.

Tras varios años de descenso, en 2012 los registros muestran una caída de las emisiones del 1,3% en toda la Unión con respecto a 2011. Si se compara con dos décadas atrás —1990, el año base para los cálculos de Kioto— Europa ha conseguido reducir un 19,2% sus emisiones. Sin embargo, no todos los actuales miembros de la Unión se comprometieron igual. Los 15 que formaban parte de ella cuando se firmó el protocolo (1997), incluida España, decidieron ir en conjunto: cada uno debía reducir un 8%, pero entre los 15 se repartieron la carga de manera que, mientras países como Alemania tenían que emitir un 21% menos, otros podían aumentar, y España, en concreto, hasta un 15%. Globalmente han reducido un 11,8%, según los últimos datos disponibles (VER ADJUNTO).

El cumplimiento de Kioto se mide por las emisiones para la media del periodo 2008-2012 con respecto al nivel de 1990. Cinco de estos países incumplen sus objetivos individuales, según los informes de la EEA. Y uno de ellos es España, a la que se pedía no superar un 15% de aumento, pero que lo ha sobrepasado hasta el 23,7%. Pudo ser peor: hace una década, en 2004, España emitía un 53% más que en 1990. El grueso de la mejora de España en estos años no se debe a sus esfuerzos para ser más eficiente energéticamente o para aumentar el porcentaje de las renovables. Hay que agradecérselo a la crisis económica, tal y como reconocen las dos últimas titulares de la oficina de Cambio Climático del Gobierno, Teresa Ribera (2008-2011) y Susana Magro (2012-actualidad). La recesión ha reducido la producción industrial y el transporte.

“España incrementó sus emisiones por encima del límite que marca Kioto, pero se espera que consiga su objetivo comprando créditos de reducción de emisiones a otros países mediante los mecanismos de flexibilidad que contempla el protocolo”, explica un portavoz de la EEA. En realidad, ya lo ha hecho. Entre 2008 y 2012 el Gobierno ha gastado más de 800 millones de euros en comprar derechos de emisión en previsión de que, llegado el momento de cerrar los datos del periodo 2008-2012, no se cumpliera el objetivo de Kioto. En total, el Gobierno socialista desembolsó 770 millones de euros en estos créditos, a los que se sumaron 42 millones ya en época del PP para comprar a Polonia parte de su exceso de emisiones.

Hace unos meses la EEA alertaba en otro informe de que en España la brecha entre lo que se tendría que haber reducido y las emisiones reales era comparativamente muy grande. Suponía un 13%, cuando la media de los países europeos era del 1,9%. España no es, sin embargo, el único país en esta situación, recuerda el portavoz de la agencia medioambiental europea. Estados como Italia, Dinamarca y Austria también tendrán que recurrir a la compra de derechos para cumplir con su parte del protocolo. La EEA espera publicar un informe técnico más detallado en junio, añadió el portavoz.

Susana Magro, directora de la Oficina de Cambio Climático, asegura que con los derechos ya comprados no hará falta desembolsar más. Hace unos meses decía que “por si acaso” contaba con una partida de 24 millones, pero cree que no será necesario usarla. “Podría incluso sobrar algo, que arrastraríamos al siguiente periodo de Kioto”, explicó. Una vez los datos europeos han sido enviados a Naciones Unidas, este organismo empieza un proceso de revisión que se puede prolongar hasta septiembre.

La EEA recuerda que las emisiones cayeron en 2012 con respecto al año anterior por dos motivos: las reducciones en transporte e industria derivadas de la crisis económica y la creciente proporción de energía que se produce a partir de fuentes renovables. La agencia destacó ayer que, ocho años antes del objetivo de 2020, la UE ya estaba en 2012 muy cerca de conseguir reducir el consumo de energía primaria un 20%.