13/11/14
Factor GMO, estudio a largo plazo sobre la seguridad de los alimentos transgénicos
Ya han pasado más de 20 años desde que se aprobó la comercialización del primer alimento modificado genéticamente, desde entonces, y a medida que aparecían nuevas variedades de alimentos transgénicos, se ha ido intensificando el debate entre representantes de la ciencia, gobiernos, agricultores, organizaciones ecologistas, consumidores… Se han presentado miles de estudios, la mayoría realizados por las empresas biotecnológicas, en los que se concluía que este tipo de alimentos no constituían un riesgo para la salud de la población.
Países como Estados Unidos han aplicado en los alimentos transgénicos el principio de equivalencia sustancial, es decir, un alimento modificado genéticamente es seguro cuando es significativamente equivalente en composición y características nutricionales a un alimento tradicional. Pero la mayoría de estudios han sido realizados a corto plazo y los reguladores gubernamentales nunca han requerido pruebas de seguridad a largo plazo. Este es uno de los motivos por los que se ha puesto en marcha Factor GMO, el mayor estudio a largo plazo sobre la seguridad de los alimentos transgénicos.
Según los responsables del proyecto, muchos de los estudios presentados son deficientes por varios motivos, la gran mayoría se han realizado con roedores en un periodo de 90 días, no es suficiente tiempo dado que 90 días en un roedor equivalen a 7 años de vida en un humano. Las pruebas de seguridad que se han realizado para poder justificar la producción y comercialización de alimentos transgénicos han corrido a cargo de científicos que han sido financiados por la industria biotecnológica, por lo que el diseño del procedimiento y los resultados generan desconfianza, aunque se debería decir que ello no indica que los investigadores hayan favorecido a quienes les han financiado.
Se apunta que otros estudios sobre la seguridad de los transgénicos y el glifosato no cumplen rigurosamente los criterios científicos, Factor OMG cita los siguientes ejemplos:
Estudios en los que la dieta de los animales sólo incluía alimentos transgénicos durante una fracción de su vida, por lo que no se pueden considerar que sean a largo plazo. Estudios centrados en la producción ganadera que no examinan los efectos sanitarios en los animales, más bien sobre los efectos de la alimentación transgénica en cuestiones que interesan a los ganaderos, como por ejemplo el incremento de peso o la producción de leche. Y estudios que no incluyen análisis detallados de toxicidad y carcinogenicidad que permitieran ofrecer una visión más completa sobre los posibles riesgos o la seguridad que tienen estos alimentos.
Esta investigación de carácter internacional tendrá una duración de tres años y cuenta con un presupuesto de 25 millones de dólares (unos 20 millones de euros), como decíamos, se trata del estudio más extenso y detallado que se va a desarrollar sobre un alimento transgénico y el plaguicida asociado, aunque no se indica, se puede suponer que se trata del maíz transgénico Mon 810 y el Roundup, nombre comercial del herbicida de Monsanto cuyo principal componente activo es el glifosato. Sí se explica que Factor GMO estudiará varias variedades de maíz y soja modificada genéticamente si se logran obtener fondos adicionales. Con ello se pretende responder a la pregunta: ¿Son seguros para la salud humana el alimento modificado genéticamente y su plaguicida asociado?
En este proyecto se va a trabajar con miles de roedores a los que se les proporcionará una dieta con alimentos transgénicos, se seguirá un protocolo muy riguroso que pretende superar las normas internacionales vigentes para las pruebas de toxicidad de alimentos transgénicos, plaguicidas y otras sustancias químicas. En este estudio se utilizarán los métodos que actualmente exigen las autoridades reguladoras y se espera obtener datos suficientes para determinar si realmente son el maíz y su plaguicida asociado tan seguros como concluye Monsanto.