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Irene Campos

26/06/14

Grandes firmas citrícolas compran fincas para variedades protegidas

Grandes empresas citrícolas de la provincia están comprando fincas de naranja, principalmente en el norte de la provincia y Tarragona. Las organizaciones agrarias ratifican esta práctica empresarial para diversificar negocio, mientras el presidente de la patronal provincial de los cítricos (Asociex), Jorge García, con su discreción habitual, admite que “no es descabellado” que algunos comercios, “que tienen que dedicarse a la exportación” de fruta, quieran “asegurarse una producción, una calidad”, además de seguridad en los tratamientos fitosanitarios, apostando por la “producción integrada”, más ecológica y que promueve Europa.

García no cree que sea “una práctica habitual” en el sector, y desde las organizaciones agrarias especifican que son “cinco o seis empresarios fuertes, muy concretos”, que “acaparan alrededor de 3 ó 4 fincas cada uno al año”, indica el secretario técnico de Fepac-Asaja, Doménec Nàcher. El responsable de cítricos de la Unió, José Ramón Urbán, reconoce que “todos los años” tiene conocimiento de “alguna compra” porque los empresarios “buscan asegurarse clementina de calidad, lo que pide el mercado”.

Según ha podido saber este diario, entre los compradores se encuentra el gigante de la comercialización citrícola provincial, el Grupo Martinavarro, y otras firmas de gran tamaño, como Bagú o García Ballester. Como es lógico, entre ellas no están las cooperativas, aunque algunas trabajan para recuperar tierras en desuso de antiguos socios para dedicarlas a variedades nuevas.

García apunta que las compras no se producen porque la producción “sea una cosa rentable”, sino porque de esta manera las empresas “se garantizan unas variedades” diferentes a la clemenules, que, a pesar de ser la clementina más apreciada mundialmente, es la que menor precio tiene dada la superproducción actual.

ligado a los bajos precios // En este sentido, el agricultor de Vinaròs Juan Carlos Gil destaca que las compras por parte de los comercios privados llegan después de “exprimir” a los productores: “Están esperando a que nos arruinemos para comprar las fincas y acaparar la producción sobre nuestras costillas”. Gil señala que en el norte de la provincia (donde existen campos más grandes que en la Plana, con una tradición citrícola de más décadas) y donde además muchos productores tienen tierras en Tarragona (también de mayor extensión) esto se viene apreciando desde hace “cuatro o cinco años” y ya han comprado “bastantes” parcelas.

Esta es la alternativa al abandono de los huertos, algo que va a más en los pequeños campos, donde no se puede reducir costes al mecanizar el trabajo.

mecanización // Y es que esta es una de las claves de las compras de los grandes empresarios: se trata de fincas de al menos 25 ó 30 hanegadas, que pueden llegar a las 300, destacan Nàcher y Urbán. En ellas los comercios privados pueden reducir costes al trabajar los campos con prácticamente todas las labores mecanizadas, a excepción de la poda (y la recolección, aunque esta depende de quien después comercializa la fruta, que, eso sí, en este caso es el mismo propietario).

Otro de los aspectos definitorios de la compra de tierras es la apuesta por variedades nuevas, que amplíen la campaña. Además del presidente de Asociex --quien señala que no se apuesta por la “nulera”-- Nácher apunta que lo que se está plantando son “variedades protegidas”, como la safor (se recolecta desde febrero hasta bien entrada la primavera) y otras “a punto de salir” y que los comercios conocen. Urbán también indica que se plantan clementinas protegidas, como la safor o la orri (que se recolecta de enero a mitad de marzo) debido a que la producción está controlada y tienen mejores precios.