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Marta García

14/07/14

Hongos como abono natural, una alternativa ecológica en agricultura

Reproducimos los hongos que se dan de forma natural en los cereales, los frutales, la vid y otras plantas, los multiplicamos en el laboratorio y los inoculamos en las parcelas”, explica a Efe Jaime Olaizola, responsable de ID Forest, un laboratorio privado que trabaja con hongos patógenos, saprófitos y micorrícicos en Venta de Baños (Palencia).

Estos últimos, aclara Olaizola, son muy importantes porque todos los hongos micorrízicos se asocian con plantas y el 98 por ciento de las plantas que hay en la tierra tienen hongos asociados en sus raíces.

Es decir, todas las plantas se asocian con hongos para absorber los nutrientes y el agua del suelo más fácilmente, o lo que es lo mismo, los hongos ayudan a las plantas a alimentarse con lo que ya está en el suelo, les ayudan a crecer y a resistir mejor a las enfermedades.

Bajo esta premisa el investigador palentino se propuso dar una vuelta a la agricultura haciendo que las plantas sean más eficientes y capaces de absorber los minerales, los nutrientes y el agua que están en el suelo, sin necesidad de usar abonos químicos.

“La tendencia en agricultura ha sido echar a las plantas nitrógeno o fósforo cuando lo necesitaba, lo que termina deteriorando los suelos y machacando todos los microorganismos que hay en él”, refiere.

Lo que hace ID Forest es coger muestras en suelos donde hay muchos hongos porque el terreno está bien cuidado, aislar los hongos y multiplicarlos en el laboratorio, para después echarlos en terrenos agrícolas donde los suelos estén deteriorados.

“Es como re inocular nuestros terrenos agrícolas, una forma natural de abonar, compatible con la otra, pero reduciendo el uso de abonos minerales, y que además sirve para recuperar suelos deteriorados”, sostiene.

De momento ya han demostrado que abonadas con hongos las plantas crecen igual que con los abonos químicos, pero además, a medio largo plazo el suelo se regenera, y cada vez las producciones son mejores.

Además el coste de producción es mínimo, porque los hongos se multiplican solos, y el del tratamiento es asumible, igual o menor que el abonado químico, ya que son esporas mezcladas con sustrato que se aplican como cualquier abonado y con el mismo equipo que el que se utiliza para otros fertilizantes.

Con la ventaja de que con los hongos cada año se necesita abonar con cantidades menores, ya que suelo se regenera, se obtienen mejores resultados y su uso es compatible con la agricultura ecológica, ya que es un método totalmente natural.

Las aplicaciones son infinitas y en cualquier campo donde se trabaje con plantas, frutales, horticultura, jardinería, asegura el responsable de ID Forest, que colabora también con el proyecto Life + Operación CO2, que busca formulas para fijar más CO2.

Y es que la necesidad de que haya más plantas y crezcan más para fijar más CO2 encaja a la perfección con este proyecto, sin olvidar la capacidad de los hongos para conseguir que absorban mejor el agua y sobrevivan en lugares donde de otra forma no tendrían futuro, luchando así contra el cambio climático.