05/02/14
Identifican molecularmente el picudo del plátano
Un estudio morfológico del picudo del plátano, considerado el insecto plaga más peligroso en los cultivos del mundo, permitirá establecer programas de manejo para su control. El picudo negro Cosmopolites sordidus Germar es el insecto plaga más limitante del plátano y el banano en el mundo; su presencia está reportada prácticamente en todos los países productores de plátano en regiones tropicales y subtropicales.
No obstante, los problemas fitosanitarios (enfermedades de las plantas) y los bajos niveles de inversión en las plantaciones para labores de adecuación, renovación, fertilización y drenaje son las principales causas de pérdida competitiva en los mercados internacionales. Esto afecta la productividad y la calidad de la producción para exportación.
Entre las plagas más severas asociadas con esta planta, se encuentran los picudos Metamasius hemipterus Linnaeus, Metamasius hebetatus Gyllenhal y Cosmopolites sordidus Germar, el más dañino de todos.
El profesor Jaime Eduardo Muñoz, director del Grupo en Diversidad Biológica de la Universidad Nacional de Colombia en Palmira, asegura que la identificación precisa de las diferentes especies que conforman el complejo, es esencial para la adopción de monitoreos apropiados y para el desarrollo de estrategias eficientes de manejo.
Sin embargo, de estas pequeñas criaturas de la familia de los Curculionidae, solo se cuenta con clasificaciones basadas en caracteres morfológicos.
Por ello, esta investigación de la U.N. y la Universidad del Valle consistió en la discriminación de las principales especies del complejo picudo del plátano con el análisis molecular de un fragmento del gen citocromo oxidasa I (COI), que es el que muestra las relaciones genéticas entre este género, para contrastar estos resultados con sus múltiples formas en la naturaleza.
El perjuicio es ocasionado por la larva que, al alimentarse dentro de los tallos subterráneos (rizomas), produce perforaciones que destruyen las raíces de la planta. Esto las debilita de tal manera que pueden volcarse fácilmente. Así, los túneles producidos en el rizoma permiten la entrada de microorganismos dañinos que podrían producir enfermedades.
Una de las estrategias es conocer la especie y caracterizar el insecto molecularmente. En ese sentido, los científicos recolectaron ejemplares adultos en tres localidades en los departamentos de Valle del Cauca, Caldas y Quindío. Allí utilizaron trampas tipo sándwich y captura directa; los insectos se almacenaron en etanol para evitar la degradación de tejidos.
“Los individuos fueron identificados con base en caracteres morfológicos externos y se extrajo el ADN para la amplificación y secuenciación de la región terminal del gen COI. Los morfotipos presentes fueron determinados por observación de rasgos variables en los élitros (alas anteriores endurecidas propias de los coleópteros) y la coloración de los insectos”, dice Diana Duque de la Universidad del Valle.
Analizaron y compararon los datos mediante filogenética computacional a través de dos métodos de máxima verosimilitud (modelo General Time Reverse y el Neighbor-Joining) para establecer relaciones de proximidad evolutiva.
“Con el análisis de estos haplotipos se determinó que no existe una correlación entre ellos y los morfotipos determinados morfológicamente. Al hacer una red de haplotipos se encontró que la localidad de Caldas puede ser el centro de origen de dispersión, al presentar el haplotipo ancestral, del cual derivan los demás encontrados”, dice Caicedo.
Para el profesor Jaime Eduardo Muñoz, este trabajo contribuye al control biológico de esta temible plaga, ya que se podrán establecer enfoques de ataque más efectivos. Por lo pronto, esta información también permite ampliar el conocimiento de este pequeño y prolífero insecto, que llega a vivir hasta un año.