La actividad agraria, concretamente la ganadería, junto con el turismo, son actualmente las principales fuentes de ingreso de las zonas de montaña. Pero para garantizar el desarrollo sostenible de estas es importante la diversificación de las actividades económicas, buscando alternativas posibles, como la producción frutícola, que contribuyan a la multifuncionalidad del medio rural y a la preservación del patrimonio natural.