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M.ª Paz Ferrer

28/05/15

La biodiversidad agrícola

Además, la diversidad biológica agrícola es esencial para la salud y la nutrición, puede desempeñar un papel determinante en el mantenimiento de la salud del suelo, los alimentos y los hábitats de importantes polinizadores y depredadores naturales de plagas que son vitales para la producción agrícola y, no olvidemos que el conocimiento y la cultura tradicionales se basan a menudo en la diversidad de especies locales y en su empleo.

Para acercar un poco más del conocimiento sobre la importante labor que desempeña la biodiversidad en la agricultura, los profesionales de Biodiversity International han elaborado esta infografía (http://visual.ly/what-agricultural-biodiversity) en la que resumen sus fundamentos.

De manera muy gráfica, nos recuerdan que la biodiversidad agrícola es «la variedad de la variabilidad de animales, plantas y microorganismos que son utilizados de forma directa o indirecta para la alimentación y la agricultura».

Actualmente, del orden de 940 especies de plantas cultivadas están amenazadas a escala mundial (Khoshbakht y Hammer, 2007). Cuando se pierde una especie o la diversidad dentro de una especie, también perdemos genes que podrían ser importantes para la mejora de los cultivos, la promoción de su resistencia a plagas y enfermedades o la adaptación a los efectos del cambio climático.

Cada año se estima que entre un 10 y un 16 % de las cosechas mundiales se pierden como consecuencia de enfermedades de las plantas (Strange & Scott, 2005; Oerke, 2006). El uso de la diversidad permite a los agricultores limitar la propagación de plagas y enfermedades sin invertir en elevados insumos químicos.

Por ejemplo, en las tierras altas centrales de Vakinankaratra en Madagascar, crece rábano forrajero junto al arroz como una barrera natural que reduce significativamente el daño causado por las larvas y ejemplares adultos del escarabajo Dynastid negro (Avelino et al, 2011).

En Uganda, las plagas y los daños causados por las enfermedades se redujeron sustancialmente cuando los agricultores cultivaron juntas distintas variedades de judía común con diferentes resistencia. El crecimiento conjunto de un combinación de variedades también logra que los sistemas agrícolas sean más resistentes a nuevas plagas y enfermedades (Mulumba et al, 2012).

Por otro lado, todos los agricultores son susceptibles de verse afectados por los fenómenos meteorológicos extremos, y muchos ya están sintiendo los efectos del cambio climático. La biodiversidad agrícola puede proporcionar a los pequeños agricultores más alternativas de cultivos y ayudar a amortiguar los efectos de eventos extremos como sequías o inundaciones.

En este sentido, en Ghana, los agricultores están plantando variedades de cultivos que maduran más rápidamente con el fin de hacer frente a los cambios en la estacionalidad y las precipitaciones provocadas por el cambio climático (Adjei-Nsiah et al, 2010).

Cada vez son más los agricultores que recurren al uso de variedades que son más tolerantes a la sequía, la salinidad y resisten mejor las inundaciones para hacer frente a las cambiantes condiciones ambientales. En Etiopía, los agricultores que se enfrentan a una elevada variabilidad de lluvias plantan más teff, cebada y batata en lugar de trigo y lentejas (Haile Abreha, 2007). También responden a la alta variabilidad de las precipitaciones al sembrar diferentes variedades de la misma especie de cultivo (Di Falco et al, 2010).

Se sabe que existen 7000 especies de plantas en el mundo que son comestibles, pero más del 50 % de las calorías de origen vegetal provienen de tan solo tres especies: el arroz, el trigo y el maíz (FAO, 1997).

Una dieta variada es la base de la pirámide de los alimentos y las pautas de nutrición de todo el mundo. Una dieta saludable incluye varios grupos de alimentos, realizados de diversos productos. La fuerte dependencia de una diversidad reducida de cultivos alimentarios pone en riesgo en un futuro tanto los alimentos como la seguridad nutricional.

El contenido de nutrientes varía entre especies y entre las variedades dentro de una especie. Así, los mijos menores tienen niveles de proteína parecidos a los del trigo y son ricos en vitaminas B, calcio, hierro, potasio, magnesio y zinc. Sin embargo, representan menos del 1 % de los alimentos de grano producidos en el mundo (FAO, 1995). Los mijos son plantas resistentes que requieren poca agua y se cultivan principalmente en zonas marginales donde los cereales principales fracasarían.

Por otra parte, diferentes especies de cultivos y variedades requieren distintos minerales, suelos y cantidades de agua para prosperar. Las técnicas agrícolas tradicionales basadas en la diversidad, como la rotación de cultivos, aseguran que el suelo tiene el tiempo suficiente para regenerarse y mantener su la salud a través del tiempo. Diversos cultivos y usos de la tierra también atraen y sostienen una variedad de polinizadores que contribuyen a la producción de más del 80 % de los cultivos que cotizan en el mercado mundial (Klein et al, 2007).

Adicionalmente, proporcionan las condiciones para los depredadores naturales de plagas que ayudan a los agricultores a ahorrar en costes de insecticidas, tales como mariquitas que se alimentan de los pulgones del algodón –según un estudio llevado a cabo en China (Zhou et al, 2013), el ahorro que permite cada mariquita adicional en 100 plantas de algodón se estima en 4,96 $.

Por último, los profesionales de Biodiversity International subrayan que la biodiversidad agrícola juega un papel importante en el mantenimiento de la identidad cultural y los conocimientos tradicionales. La transmisión de conocimientos sobre plantas medicinales locales y recetas tradicionales es una característica clave de los rituales culturales y de los festivales en muchas partes del mundo.

Al hilo de esto último, solo en el estado indio de Maharashtra, se utilizan en la medicina tradicional alrededor de 1600 plantas con flores, muchas de las cuales están en peligro de extinción. Gran parte de esta diversidad se conserva en "bosques sagrados" y las mujeres son a menudo las que retienen el conocimiento de sus usos (PNUD Iniciativa Ecuatorial 2012).

En Benin, 245 especies de vegetales tradicionales son utilizadas por las comunidades en todo el país como una fuente de alimentación, nutrición y medicina (Achigan-Dako et al, 2010).