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Eugenio DOP

13/10/15

La calidad, la clave para los productores españoles de legumbres

¿Qué son las legumbres?

El Código Alimentario Español define las legumbres como “las semillas secas, limpias, sanas y separadas de la vaina, procedentes de plantas de la familia de las leguminosas, de uso corriente en el país y que directa o indirectamente resulten adecuadas para la alimentación”.

En general, “la gente las identifica principalmente con las judías, los garbanzos y las lentejas, que junto a otras semillas como las vezas, los yeros o las algarrobas son conocidas como leguminosas en grano, aunque existen otras más”, ha recordado a Efeagro el presidente de la Asociación Española de Leguminosas, Alfonso Clemente. Pero también están las “proteaginosas, como los guisantes, las habas y los altramuces y las oleaginosas, como la soja”, ha explicado.

Menos tierra de cultivo

Clemente ha precisado que la superficie de cultivo de leguminosas en España “se ha reducido, salvo excepciones, hasta el 50 % a lo largo de los últimos 50 años en prácticamente todos los tipos”, hasta situarse en 458.392 hectáreas en 2014, según datos del Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente.

“Mientras la lenteja -cultivada principalmente en las dos Castillas- ha mantenido su superficie en torno a las 35.000 hectáreas, el garbanzo, cultivado también en dichas comunidades autónomas y en Andalucía, ha reducido de 120.000 hectáreas a tan solo 30.000 o 40.000 en la última década”.

Entre las excepciones más destacadas se encuentra el guisante, “que ha triplicado su superficie de cultivo en los últimos 15 años hasta convertirse en la leguminosa más plantada, con una extensión de 143.000 hectáreas y una producción media anual de 183.000 toneladas, seguida de lejos por las 32.000 toneladas de las habas y las 3.600 toneladas de los altramuces”.

Esta situación obedece, a juicio de Clemente, “a distintos factores como los cambios en las subvenciones agrarias, los rendimientos inestables de algunos de estos cultivos y, por supuesto, la importación de leguminosas a precios muy competitivos, sobre todo de países como Canadá, Estados Unidos, México o Argentina”.

También tiene que ver con “la cada vez menor presencia de leguminosas en la dieta de los españoles, que pese a todo siguen viviendo en el país europeo donde más se consumen: unas 140.000 toneladas anuales o, lo que es lo mismo, alrededor de 3,1 kilos por persona y año”, ha apuntado. Para el futuro, en su opinión, “dado que no se puede competir en cantidad, tendremos que hacerlo en calidad, y en este sentido las denominaciones de origen y las indicaciones geográficas protegidas tienen un papel muy importante que desempeñar, tanto dentro como fuera de nuestras fronteras”.

Además, “todo dependerá de las prioridades de la Política Agraria Común (PAC), que en la actualidad apuestan por la diversificación de los cultivos, por lo que parece que las leguminosas podrán tener continuidad en nuestro país”, ha planteado.

La FAO ha proclamado 2016 como Año Internacional de las Legumbres, una conmemoración que la Asociación Española de Leguminosas aprovechará para desarrollar un foro, entre otras actividades.