28/04/15
La clave del pescado está en la variedad
El mercurio se encuentra de forma natural en el suelo, el agua, las plantas y el organismo de los animales. El problema es su presencia en exceso, debido a las aportaciones de desechos con grandes cantidades de mercurio por parte de distintas industrias, sobre todo en zonas del sudeste asiático, de donde viene buena parte del pescado que actualmente se consume en España y donde los controles sanitarios no abundan.
El mercurio pasa al pescado a través de su alimentación, de manera que los peces más depredadores, que también son los más grandes, acumulan mayor cantidad de ese metal.
¿Qué me puede pasar?
El grado de toxicidad del mercurio depende de la forma química en la que se encuentre, pues los compuestos del mercurio son más tóxicos que el propio metal. Por ejemplo, el metilmercurio es para la Organización Mundial de la Salud (OMS) uno de los seis compuestos químicos más peligrosos.
El mercurio puede inducir a efectos tóxicos el algunos órganos y sistemas, como el nervioso, los riñones, el hígado y los órganos reproductivos, aunque el de mayor riesgo es el neurotóxico, ya que el desarrollo neuronal se considera el problema de salud pública más relevante, y especialmente sensibles a él son las embarazadas.
Se debe huir de los mensajes alarmistas de Internet, que siempre hablan exageradamente de la contaminación de los ríos vietnamitas, por ejemplo, y que casi equiparan la zona con cementerios radiactivos. La presencia de mercurio en el pescado es un problema que existe, pero dejémonos aconsejar por entidades serias, no por cartelitos de la Red que no firma nadie. Un estudio de Altroconsumo, organización que viene a ser en Italia como la OCU en España, indica que el 20% del pescado sondeado en Europa presenta índices de mercurio superiores a los recomendados. Por ello, La Comisión Europea y los países de la UE acordaron que era necesario hacer recomendaciones de consumo de pescados al grupo de consumidores sensibles a este metal pesado.
El problema es no comer de todo
El pescado es un alimento imprescindible para una alimentación equilibrada. Una dieta que contenga pescados y mariscos contribuye a mantener una buena salud cardiovascular. Es básico para el desarrollo embrionario y el buen crecimiento de los niños y aporta proteínas de alto valor biológico, vitaminas A, D y B12, yodo y selenio.
Es indiscutible que el pescado sea vital en la dieta, pero desde OCU se apunta que la clave está en la variedad. Se deben alternar las especies de pescado que se consumen, y los consumidores más sensibles deben evitarlo. No pasa nada por tomar pescados como el panga, que si bien es cierto que suelen proceder de hábitats bastante dañados, un consumo ocasional y moderado no tiene por qué hacernos daño, al menos si no pertenecemos a una población ‘de riesgo’.
A la hora de tomar pescados susceptibles de presentar más contaminación por mercurio, se deben escoger los ejemplares más pequeños, y que no sean predadores. Las mujeres embarazadas o que estén pensando en estarlo, las madres recientes y los niños deben abstenerse de tomar pescados grandes.
Los adultos sanos no deben tomar este tipo de pescado predador más de una vez a la semana. Y se debe tener en cuenta que panga, lucio, pez espada, emperador y atún son los que suelen presentar mayor contaminación, sobre todo por metilmercurio. La ingesta de este tipo de pescado debe alternarse con otros pescados ‘menos contaminados’, como sardina, lubina, dorada, lenguado, trucha o salmón.
En la variedad está el equilibrio.