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Marta García

11/05/15

La erosión de los suelos amenaza la seguridad alimentaria mundial

Los suelos terrestres son de vital importancia para el cultivo de alimentos y para los ciclos biogeoquímicos. Sin embargo, un equipo de investigadores, liderados por la Universidad de California en Berkeley, advierte de que los desequilibrios en el suelo amenazan la seguridad humana en el próximo siglo. Según detallan en Science, los seres humanos han ido agotando de forma constante y alarmante los recursos del suelo de la Tierra a una velocidad superior a la que los nutrientes pueden ser repuestos. Si esta tendencia no cambia, la erosión del suelo, combinada con los efectos del cambio climático, presentará un gran riesgo para la seguridad alimentaria mundial durante el próximo siglo.

Y el estudio señala a la agricultura, que acelera la erosión y la eliminación de nutrientes, como el principal agente de cambio en la salud del suelo. Ronald Amundson, profesor de Ciencias Ambientales en la Universidad de California en Berkeley y autor principal del estudio, explica que «desde que los humanos desarrollaron la agricultura, hemos estado transformando el planeta y desequilibrando el ciclo de nutrientes del suelo. Debido a que los cambios ocurren lentamente, a menudo hacen falta de dos a tres generaciones para percibirlos, la gente no es consciente de la transformación geológica que tiene lugar».

La erosión del suelo se ha acelerado desde la Revolución Industrial, y ahora estamos entrando en un período en que la capacidad del suelo -«la epidermis de vida del planeta», la llaman los investigadores- para apoyar el crecimiento de nuestro suministro de alimentos se ha estancado. Una advertencia que llega en 2015, declarado por Naciones Unidas como Año Internacional de los Suelos.

Fertilizantes

Los investigadores señalan al suministro de fertilizantes como una de las principales amenazas para la seguridad futura del suelo. Los agricultores usan tres nutrientes esenciales para fertilizar sus cultivos: nitrógeno, potasio y fósforo. El estudio acredita que el descubrimiento de la producción de nitrógeno sintético en el año 1900 aumentó significativamente los rendimientos de los cultivos que apoyaron el espectacular crecimiento de la población mundial. Pero no hay que olvidar que el proceso de síntesis del nitrógeno es energéticamente intensivo, esto es, depende de los combustibles fósiles.

A diferencia del nitrógeno, el potasio y el fósforo proceden de rocas y minerales, pero los autores señalan que estos recursos no se distribuyen equitativamente en todo el mundo. Así, Estados Unidos tiene sólo un 1-2% de las reservas de potasio del mundo, y se espera que sus reservas de fósforo se agoten en unas tres décadas. «Esto podría crear incertidumbre y suponer un desafío político», advierte Amundson. «Marruecos pronto será la mayor fuente de fósforo en el mundo, seguido por China. Estos dos países tendrán mucho que decir en la distribución de esos recursos. Algunas personas sugieren que veremos el surgimiento de un cártel del fósforo».

Contribuir al cambio climático

Otra amenaza para la seguridad del suelo se refiere a su papel como gran reservorio de carbono. Sin perturbaciones, el suelo puede retener sus almacenes de carbono por cientos de miles de años. Las estimaciones más recientes sugieren que hasta 2.300 gigatoneladas (una gigatonelada son 1.000 millones de toneladas) de carbono se almacenan en los tres primeros metros de suelo de la Tierra -más carbono que el que hay en todas las plantas y la atmósfera del planeta juntos-.

Pero la ruptura física de los suelos que supone la agricultura libera el carbono almacenado a la atmósfera. Teniendo en cuenta la superficie de tierras utilizadas para la agricultura en todo el mundo, el estudio estima que a lo largo de la historia se han liberado a la atmósfera entre 50 y 70 gigatoneladas de carbono. Los defensores del secuestro de carbono -el almacenamiento a largo plazo del carbono en el suelo- han argumentado que la recuperación de este carbono será un medio para mitigar las continuas emisiones de CO2 procedentes de los combustibles fósiles. Sin embargo, Amundson considera que «los planes de secuestro de carbono no harán mella en la cantidad de carbono liberado por el calentamiento global».

De particular preocupación son los grandes almacenes de carbono en los suelos de las regiones polares del planeta. Los investigadores han encontrado que las temperaturas están aumentando a una tasa mayor en las latitudes más septentrionales. «El calentamiento en esas áreas es como llenar el congelador con la comida, y luego tirar del enchufe e irse de vacaciones», explica gráficamemte Amundson. «Habrá un festín masivo de bacterias que se alimentan de la comida. Pues bien, en los suelos, los microbios ya están empezando el proceso de convertir el carbono en dióxido de carbono y metano».

Reciclar los nutrientes del suelo

Aunque los investigadores reconocen en Science la dependencia humana de la agricultura y que los suelos más productivos de la Tierra están ya en producción agrícola, sí creen que se pueda hacer una mejor gestión de los suelos. Así, una de sus propuestas es dejar de desechar los nutrientes capturados en las instalaciones de tratamiento de residuos. Actualmente, el fósforo y el potasio se concentran en los residuos sólidos en lugar de reciclarse en el suelo. Además, consideran necesaria una gestión más eficiente para reducir las pérdidas de suelo. El exceso de nitrógeno, por ejemplo, se considera un contaminante, pues su escorrentía acaba con el oxígeno en los cursos de agua, minando la vida acuática y provocando la aparición de zonas muertas en las costas.

Igual que la gente se ha acostumbrado pronto a separar el papel, el vidrio y las latas de aluminio para su reciclaje, dice Amundson, «debemos ser capaces de hacer esto con el suelo. Los nutrientes perdidos pueden ser capturados, reciclados y se ponen de nuevo en el suelo. Tenemos las herramientas para reciclar una gran cantidad de nutrientes, pero la decisión depende de los políticos. No es un problema científico. Es un problema de la sociedad».