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Marta García

08/01/14

La ganadería ecológica puede dar de comer al mundo sin perjudicar los ecosistemas

Los resultados arrojados por el Modelo SGO sugieren que de continuar las tendencias agropecuarias actuales se registrarán muy probablemente aspectos problemáticos en la mayor parte de los indicadores medioambientales, que socavarán el fundamento mismo de la producción alimentaria. En cambio, si se adopta una producción agropecuaria que hace un uso limitado de piensos concentrados se conseguirá reforzar la sinergia entre disponibilidad de alimentos y salud del ambiente. Estos son los resultados preliminares de un estudio auspiciado por la FAO y el FiBL (Schader et al 2013), en busca de un Modelo de Sostenibilidad y Ganadería Ecológica (SGO).

El estudio tomó los datos de la ganadería y el aprovechamiento de las tierras del período 2005-2009, considerando cinco (5) hipótesis. La primera (1) es la situación se daría en el año 2050 si seguimos por el camino actual, con una ganadería a base de concentrados y ganado estabulado. La segunda (2) es la que se daría si se reduce en un 50 %; la alimentación del ganado con piensos concentrados; la tercera (3), contempla un sistema similar a la hipótesis 2, pero con prohibición completa del uso de piensos concentrados en la alimentación de los animales; la cuarta (4) supone la adopción de la ganadería ecológica, permitiendo los piensos concentrados ecológicos; y la quinta (5), contempla una producción totalmente ecológica y en base a pastos (sin alimentar a los animales con piensos concentrados).

Cerca del 60% de las tierras agrícolas en el mundo está cubierto por pastizales. Dentro del sector agrícola estos desempeñan un papel esencial al mantener la producción de alimentos; los pastizales realizan además funciones ecológicas determinantes tales como la absorción del carbono en el suelo, la conservación de la fertilidad, la biodiversidad y otros servicios ecosistémicos. Una mejor ordenación de pastizales constituye un instrumento poderoso para acrecentar la producción de alimentos, sin poner en peligro los recursos naturales.

Un número siempre mayor de consumidores reconoce la importancia de estas funciones y está dispuesto a pagar precios más altos por alimentos que han sido producidos mediante sistemas agrícolas en los que se que hace uso de pastizales. Gracias a esta evolución del consumo es posible robustecer la viabilidad económica de la producción de leche y carne proveniente de esta forma de ganadería, en comparación con una ganadería que recurre a los piensos concentrados.

Si la producción agropecuaria estuviese basada en los pastizales los impactos medioambientales mundiales podrían mitigarse. Ahora bien, las estrategias de extensión agropecuaria tan solo serían factibles si el consumo de carne en la dieta humana de los países desarrollados llegase a ser mucho menor, y si las dietas de los países en desarrollo, que contienen en la actualidad bajas proporciones de carne, no se terminasen siendo dietas con un menor coeficiente de consumo cárnico del previsto por Alexandratos y Bruinsma (2012). La hipótesis de viabilidad de una ganadería ecológica solo adquiere realidad si el uso de piensos concentrados y la demanda de carne se reducen en todo el mundo. En todas las situaciones hipotéticas favorables al medio ambiente, el consumo de carne, leche y huevos debe disminuir, y las fuentes alternas de obtención de proteínas (p. ej., legumbres, pescado) deben ser estudiadas. Es por eso que en los países industrializados en especial, donde la proporción de carne, leche y huevos consumida es alta, se hace necesario encontrar medidas de política que reorienten la demanda en una dirección más sostenible. Esto sentaría un precedente para lograr unas dietas más sostenibles para la población de ingresos en aumento de los países en desarrollo.

Por esta razón, SEAE está impulsando la campaña de sensibilización “Ganadería ecológica: suma biodiversidad y resta incendios”, para mostrar los beneficios de esta actividad, en 7 comunidades autónomas (Cantabria, Castilla‐La Mancha, Canarias, Cataluña, Extremadura, La Rioja y Comunidad de Madrid) en el marco del proyecto GANAECO de impulso de la ganadería ecoógica del Programa empleaverde, de la Fundación Biodiversidad, cofinanciado por el Fondo Social Europeo.