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Marta García

06/09/15

La semillas, refugio de la biodiversidad

Los bancos de semillas se han consolidado como la casa fundamental para mantener la variedad y facilitar las mutaciones derivadas del cambio climático. Ya existen entonces más de siete millones de semillas en unos 1.750 bancos repartidos por el mundo, una gran mejora respecto a los inicios en los años 70. Uno de los más conocidos está ubicado en Svalbard (Noruega), y resulta un gran búnker de semillas de todo el mundo.

Según Francisco López, experto de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), «para seguir produciendo los alimentos que necesitamos tenemos que mejorar nuestras variedades». El intercambio de semillas, habitual en los tiempos anteriores a la revolución industrial, se ha visto amenazado por la deforestación y el progresivo avance de la ciudad en el campo.

Así, según López, cree que ante «la alarmante pérdida de diversidad» se deben preservar estos bancos. Estos almacenes buscan «colectar, preservar y documentar ese material, poniendo los datos a disposición de todos». La conservación sigue haciéndose por los agricultores, que buscan también «semillas todoterreno» capaces de resistir a plagas, falta de agua o una alta concentración de sal. Este trabajo resulta «complejo» y necesidad múltiples trabajos de «material vegetal» de investigadores.

Por el momento, más de 135 países han suscrito el tratado internacional de recursos fitogenéticos para preservar e intercambiar los 64 cultivos más importantes en alimentación y agricultura. Estas semillas estarán disponibles para cualquier científico a través de un contrato estándar.