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Miguel Lorenzo

02/09/12

La situación del sector lácteo es muy crítica y no es alarmismo sino realidad

Desde su constitución en 1991, Anembe (Asociación Nacional de Especialistas en Medicina Bovina de España) ha trabajado muy intensamente con los ganaderos españoles para conseguir modernizar el sector y profesionalizar a unos ganaderos con ilusión de mejorar; se les propuso un cambio de mentalidad para convertirse en empresarios con la consigna de que la fuerte competitividad del mercado lácteo mundial exigía un planteamiento empresarial de la actividad basada en la rentabilidad de la producción de leche.

Y la respuesta en estos años ha sido extraordinaria; los ganaderos de vacuno lechero en España son de los más profesionales del mundo, han hecho grandes inversiones en instalaciones (naves, salas de ordeño, carros unifeed...), en mejora genética (animales, semen...), eficiencia técnica (computadoras, podómetros...), etc., asegurando la máxima comodidad e higiene de unos animales de alto rendimiento, sin escatimar en mejorar los sistemas de producción y el almacenamiento de los alimentos propios de la granja, ni en comprar todo lo necesario para mantener la salud de las vacas. Y el resultado final es que la leche producida en las explotaciones españolas es de una calidad incuestionable fruto de su esfuerzo y sacrificio. Un gran triunfo del que todos formamos parte y del cual nos sentimos orgullosos.

Y sin embargo, en este periodo nunca hubo una verdadera compensación económica para tanto esfuerzo; el precio del litro de leche al ganadero en España se ha mantenido muy estable los últimos 25 años salvo breves periodos de tiempo, mientras que todos los costes de explotación se han ido incrementando progresivamente, alguno de ellos de forma muy marcada como la alimentación, la electricidad, el gasoil, etc.; y la única manera de disminuir este desajuste, con un precio estable del litro de leche, ha sido el incremento de los niveles de producción por vaca tratando de diluir su impacto sobre el coste de explotación. Pero el recorrido de esta estrategia es cada día más corto, y muchas explotaciones con niveles de eficiencia productiva muy elevados han observado los últimos años cómo la rentabilidad de su negocio disminuía a un ritmo vertiginoso, y aunque el margen de beneficio de la producción láctea bajaba considerablemente, todavía mantenía unos niveles que permitían, en granjas eficientes, continuar siendo fuente de ingresos. Pero la escalada del precio de los alimentos en los últimos meses ha puesto contra las cuerdas a muchos productores y empieza a cundir el pánico.

Y es que el gasto alimentario en las explotaciones lecheras es el que mayor impacto tiene sobre los costes finales de producción. Hace poco tiempo, con la leche a 0,33 euros el litro, con una producción media de 35 litros por vaca en ordeño y un coste de la ración por vaca y día de 5 euros (alfalfa a 150 euros/t; maíz a 180 euros/t; harina de soja a 270 euros/t), el coste de la alimentación sobre el litro de leche producido en ordeño era del 45%, mientras que ahora, con la leche a 0,30 euros el litro y el coste de la ración a 7 euros por vaca y día (alfalfa a 240 euros/t; maíz a 280 euros/t; harina de soja a 530 euros/t), la misma comida supone un 67% del coste del litro: un incremento del 22%. Insostenible. El ganadero depende del precio de venta de la leche y del coste de los alimentos para hacer rentable su negocio, y son dos puntos sobre los que no puede influir.

Hemos ayudado a crear grandes profesionales que producen un alimento básico de la mejor calidad cuidando los animales y el medio ambiente, y ahora observamos incrédulos cómo tanto esfuerzo puede no servir para nada por culpa de una crisis económica que no hemos creado, y debido a la avaricia de unos especuladores que juegan con el precio de los alimentos como si se tratara de algo superfluo y no de una materia de primera necesidad, sin los escrúpulos necesarios para darse cuenta de que pueden provocar una crisis alimentaria mundial que llevará a la ruina a muchos empresarios en los países desarrollados y a la muerte de muchas personas en los países en vías de desarrollo, por falta de acceso a algo tan elemental como la comida.

Seguiremos trabajando con la misma ilusión e intensidad que hasta ahora junto a los ganaderos españoles, pero denunciamos abiertamente la crítica situación de un sector profesional que genera no solo riqueza y puestos de trabajo, sino muy especialmente un producto de primera necesidad y máxima calidad como es la leche.