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Leche, carne, pescado, manzanas, patatas, lechugas, cebollas... Mejor si tiene certificado ecológico y es un producto gallego. La apuesta por lo más natural, y sin que haya materiales químicos de por medio, ha pasado de ser la arriesgada ambición de unos pocos a un medio de vida con grandes posibilidades de crecer para 656 productores y elaboradores. En 1997, tan solo 11 osados con 13,35 hectáreas se atrevieron a unirse al Consello Regulador de la Agricultura Ecológica de Galicia. Hoy los números hablan por sí solos: en 17 años se han disparado hasta las 15.670 las hectáreas inscritas, mientras que las ventas de productos certificados en ecológico crecen año a año.

El pasado ejercicio, la superficie aumentó en un 2,81% con respecto al período anterior y la facturación rozó los 26 millones de euros, un 11,26 por ciento más —2,6 millones en cifras totales— que en 2012, según se extrae de la memoria anual del Consello Regulador presentada este martes en Santiago. Un aumento que se produce en plena crisis y que, si cabe, parece el doble de complicado de conseguir teniendo en cuenta que el producto ecológico tiene siempre un precio superior al del alimento normal.

Reto: un gran supermercado

Pero los consumidores, con una «conciencia ambiental» cada día más desarrollada y con una necesidad de asegurarse que lo que consumen es de calidad, no dudan a la hora de apostar por un alimento 100% natural, un producto que «está en auge en Galicia», según la conselleira de Medio Rural e do Mar. Rosa Quintana avanzó que se está ultimando una línea de ayudas para incentivar a los jóvenes a cultivar la huerta. El objetivo, conseguir cuantos más productores mejor y alcanzar lo que en otros países de la UE ya es una realidad: un supermercado que venda solo ecológico en la Comunidad gallega. Hace 17 era una quimera, hoy ya no lo es tanto.