20/04/14
Las bodegas acaparan tierras a mayor altura para anticiparse al cambio climático
El cambio climático -y las alteraciones que provoca en los viñedos- se ha hecho un hueco desde hace algún tiempo en la agenda de las bodegas españolas, que no sólo han tomado medidas durante la recogida y transformación, sino que compran tierras a mayor altura o con mejor disponibilidad de agua.
Las investigaciones más recientes prevén que, para el año 2050, la superficie de terreno adecuada para la producción de uva se reducirá entre un 25 y un 75 % en algunas zonas tradicionales de cultivo de vid, lo que incluye a los tres principales productores de vino a nivel mundial, incluida España, según recogía uno de los textos analizados recientemente en el Congreso a instancias del PP.
España se juega mucho: es el mayor extensión de viñedo de la Unión Europea y del mundo; el segundo exportador mundial de vino y mosto en términos de volumen, tras Italia, con 19,5 millones de hectolitros, y el tercero en valor, con 2.360 millones de euros.
El cambio climático en la viña tiene consecuencias en el nivel de ph, el desfase entre la madurez y el aroma y el grado de alcohol, aunque no todas las variedades se verán afectadas por igual, a juicio de los expertos, investigadores y enólogos.
Hasta el momento, uno de los mayores proyectos del sector ha sido el denominado "Cenit Deméter", centrado en analizar la adaptación de las variedades tempranillo (tinto) y albariño (blanco) a las principales variables que afectarán al clima en los próximos años.
En el futuro, la asociación Plataforma Tecnológica del Vino (PTV) tendrá un papel relevante en el desarrollo de programas de I+D+i, que incluirán la adaptación a este fenómeno climático.
El problema del calentamiento global ha llamado la atención de firmas como Matarromera, Juvé & Camps, Roda, Protos, Unión de Cosecheros de Labastida, Barbadillo, Martín Códax, Gramona, Dominio de la Vega, Pago de Carraovejas, Domecq, Marqués de Terán o Torres, entre otras; pero hay otras miles que no se han concienciado aún.
En España, no serán cambios de un día para otro, pero el calentamiento sucederá, surgirán nuevas denominaciones de origen y nuevos lugares donde antes no se pensaba que podría hacerse vinos.
Desde Bodegas Torres opinan que el sector en España aún no ha terminado de darse cuenta de la dimensión del problema y sostienen que todas las áreas vitivinícolas lo sufrirán, en España, Francia, Italia, Alemania o Chile; que se dejarán de producir vinos en algunas zonas y posiblemente habrá que recurrir a otras variedades.
Fruto de esta conciencia, Bodegas Torres compra terrenos más al sur de los que explota en Chile actualmente; en España, ya tienen viñedos a 900 metros de altura en Tremp y en el Pirineo de Aragón (1.200 metros); y estudian variedades mejor adaptadas al entorno.
Las vendimias nocturnas serán cada vez más habituales en España para garantizar las mejores condiciones de la uva y evitar los rigores del cambio climático, comentan desde Aura, de Domecq Bodegas, situada en Rueda, una denominación en la que ya se cosecha con máquinas el 90 % de la producción -casi todo, de noche-.
La apuesta por los terrenos "altos" también ha calado en firmas como Torre de Oña (La Rioja Alta).
Desde Ramón Bilbao se han significado, asimismo, por producir uvas procedentes de cepas "de altitud" y creen, de hecho, que el futuro despegue de Rioja en variedades blancas obligará a los bodegueros a ir hacia los municipios que están en el límite sur de la Denominación, en las estribaciones de la Sierra de la Demanda.
La conciencia no ha calado en todo el sector, pero cada vez son más las bodegas que lanzan ambiciosos programas para minimizar su impacto en el medio, reducir las emisiones y huella de carbono e hídrica y contribuir a mitigar los efectos del cambio climático.
Vía que el mercado, los consumidores, premiarán cada día más.
Botellas más ligeras, energías renovables, plantación de bosques, reciclaje del agua y residuos, control biológico de plagas y empleo de técnicas de agricultura ecológica y biodinámica son algunas de las apuestas de las compañías, que también han optado por la construcción de "bio" bodegas que se "solapan" con el entorno.
Cada vez "más verdes", eficientes y sostenibles son también Codorniu, CVNE, Freixenet, Eguren Ugarte o Faustino, entre otras.
España, Chile o Australia sufren ya los efectos del cambio climático, crecientes termómetros y vendimias que cada vez se hacen más en agosto y menos en septiembre, como ha sido lo habitual durante siglos. Un fenómeno, que viene para quedarse.