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Miguel HGL

24/06/12

Las cooperativas del arroz apuestan por marcas propias y el arroz redondo

Las cooperativas del arroz pisan el acelerador en el mercado con una renovada apuesta por las marcas propias y la adaptación a las tendencias de consumo que pasan ahora por el grano redondo (japónica) y por la cotizada variedad "bomba", considerada por los chef como el "pata negra" de los arroces. Las cooperativas, que controlan ya el 60% de la producción arrocera, quieren depender menos de la venta a granel -más del 50% de la comercialización- y reforzar la marca propia (34% ahora) y la enseña de distribución (sobre el 13%), con productos cada vez más segmentados y orientados a los diferentes canales.

El sector depende aún en gran medida de Herba (Ebro Food), que se ve en el campo como casi un monopolio arrocero, aunque también reconocen que hoy por hoy es un cliente insustituible.

La multinacional -que controla una cuarta parte de las ventas del país- compra a agricultores y cooperativas en Europa más de 500.000 toneladas al año, que añade a las de América, Tailandia, India o Pakistán, según algunos cálculos de un sector que busca nuevas vías alternativas para depender menos de Ebro y de los hiper.

La variedad "bomba" -que las cooperativas venden a 3 o 4 euros/kilo y que es apreciada por los restaurantes- y en general los granos redondos -"que no se pasan" y atrapan mejor sabores y aromas- son las tendencias actuales, un tirón que quieren aprovechar.

Tras haber protagonizado un fuerte proceso de concentración en Andalucía, Cataluña o Extremadura, estas compañías no descuidan la exportación -llevan ya su arroz a Europa, EEUU y países de Oriente Próximo y del Golfo Pérsico- e incluso "salen de compras", como la adquisición de "Nomen" por Arrossaires del Delta de L'Ebre.

El presidente de esta última -120.000 hectáreas y 120 millones de kilos-, Jordi Casanova, ha asegurado que confían en comenzar a operar en septiembre con "Nomen", una vez que Defensa de Competencia acepte la adquisición de la marca a Ebro Food por 39 millones.

"Será la única cooperativa a nivel nacional que tiene una primera marca", la cuarta en ventas en España, ha explicado Casanova.

Arrossaires del Delta de L'Ebre dará con "Nomen" un salto en el envasado, que pasará del 5 % hasta el 35 o 40 % de todas sus ventas.

Desde hace tres ejercicios salen a vender su arroz redondo o japónica fuera, principalmente a países árabes y europeos, y actualmente el 15-20 % de las salidas se dirige hacia el exterior.

"También hemos hecho una gran apuesta por el arroz bomba" -aunque de momento sólo representa el 8 % de su producción-, que tiene "un mercado nacional en aumento" en el canal de hostelería.

"El resultado con esta variedad está siendo todo un éxito", ha añadido el responsable de esta cooperativa catalana, que adhiere a 1.200 agricultores y factura más de 30 millones de euros y que tiene entre sus clientes a Eroski, Kellog, Damm o Affinity.

En Isla Mayor (Sevilla), la cooperativa Arrozúa -que nació de la fusión de Veta de la Mora y Unión Arrocera- con sus 13.000 hectáreas, 130.000 t y 35 millones de facturación- se replantea su futuro y proyecta reestructurar hasta 5.000 hectáreas de arroz de tipo largo a redondo, más aceptado ahora, y envasar más.

Antonio Llopis, secretario del consejo rector de Arrozúa, ha precisado que ya elaboran por sí mismos entre el 40 y el 45 % de la producción -con el descascarillado y blanqueado- para clientes como el Corte Inglés, Día o Covirán.

El bautizo en el mercado de "Arruzúa" llegó en 2010, con el pedido de 10 millones de kilos de arroz blanco del FEGA para ayuda alimentaria a bancos de alimentos, Cáritas y Cruz Roja.

Tras invertir 4,5 millones de euros entre 2008 y 2010 para poner en marcha "el mejor molino" de España, ahora están inmersos en una nueva ampliación de silos, maquinaria y envasado para potenciar las ventas del arroz que les entregan unos 800 cooperativistas.

"Doña Ana" es la marca de la firma que opera en el entorno del Parque Nacional de Doñana -zona de producción integrada y, cada vez más, ecológica- que se suma a otras apuestas nacionales.

Arrocera del Pirineo cuenta con su propia enseña, "Brazal", y Extremeña de Arroces conjuga ventas a la distribución con enseña propia, Guadiarroz; mientras que la Cooperativa del Campo Virgen de la Esperanza también tiene a "Arroz Calasparra" en su portafolio.

Son algunos ejemplos de la apuesta marquista que, junto a la innovación, ganan protagonismo entre las cooperativas para depender más de sí mismas y menos de multinacionales y distribución.