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IDEAGRO, S.L.

22/12/12

Lucha biológica contra plagas, oportunidad para ganar mercados de exportación

Desde el sector destacan el potencial de este segmento, en el que España y, concretamente Almería, es referente mundial.

La reproducción de ácaros o chinches "buenos", que se alimentan de insectos dañinos para los cultivos, abre una nueva vía de futuro para que el productor gane en competitividad y pueda incluso prevenir problemas sanitarios que implican el cierre de fronteras para las empresas hortofrutícolas, cuya viabilidad depende de la exportación.

Conscientes de que los mercados demandan alimentos más seguros, el Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente acaba de lanzar un plan que supone una apuesta decidida por la lucha integrada y que fomenta el uso sostenible de los fitosanitarios, según recuerda el director general de Sanidad de la Producción Agraria, Valentín Almansa.

La cooperativa Coprohníjar es pionera en España en utilizar depredadores (Nesidiocoris tenuis) que acaban con las plagas de mosca blanca, tuta absoluta o trips del tomate, y recurre también a ácaros y parásitos (Amblyseius swirskii y Aphidius cokmani) que se alimentan de los pulgones antes de que dañen las sandías, como resalta el responsable técnico de la firma, Emilio Pérez López.

Pérez López explica que esta cooperativa -situada en San Isidro, Nijar-, inició casi en solitario hace 20 años la apuesta por la producción integrada, un camino que después han seguido otras muchas empresas porque se ha convertido en un factor clave de competitividad, al ser cada vez más demandada por los supermercados en su apuesta por una total seguridad alimentaria

"La inversión que pueda hacerse para lograr productos libres de residuos (químicos) siempre será agradecida", subraya el responsable de la cooperativa, quien remarca que es precisamente la presencia de una plaga en España (la tuta absoluta) la que ha cerrado las fronteras de EEUU a algunos productos hortícolas españoles.

La cooperativa almeriense produce entre 45 y 50 millones de kilos anuales entre tomates y sandías; cuenta con 200 agricultores asociados -que emplean a 1.200 trabajadores- y factura 45 millones al año.

"Ahora, la producción integrada se está exigiendo en todos los mercados", recalca el responsable técnico de esta cooperativa (San Isidro, Nijar), que coloca sus hortalizas en Alemania, Reino Unido, Francia, Suecia, Polonia, Chequia o Rusia, entre otros mercados.

Tanto la polinización con abejorros -que fueron el inicio del uso de insectos en agricultura- como el control integrado de plagas -más reciente- proporciona unas garantías y seguridad alimentaria "como nunca antes podría haberse pensado", resalta el responsable de Calidad y director financiero de Agrobío, Francisco Torres.

"Contamos actualmente con productos naturales, para los que no se utilizan hormonas artificiales, y con tratamientos químicos mínimos e imprescindibles que no dejan residuos ni perjudican a agricultores, trabajadores, medio ambiente y consumidores; es una revolución total", aclara Torres.

Apostar por este tipo de métodos naturales "no agresivos ni nocivos" será imprescindible en la producción agrícola y "el camino a seguir" para responder a las demandas de los grandes compradores internacionales, añade.

Esta compañía hispano-holandesa, que nació en Almería, trabaja para ampliar sus proyectos de polinización con abejorros y llevar el control integrado a los frutales y plantas ornamentales en España.

Algunas cooperativas del norte de España quieren empezar a luchar contra las plagas utilizando insectos auxiliares, por lo que este sistema podrá utilizarse en breve en perales, manzanos y frutales de hueso, según explican desde la empresa, que tiene en la internacionalización una de sus apuestas de futuro.

De momento opera en países europeos -como Holanda, Italia y Portugal-, Marruecos, Arabia Saudí, Túnez, Turquía o Corea, y trabajan ahora por "dar el salto" al continente americano.

"Almería es líder en superficie de cultivos protegidos con control biológico, una tecnología que estamos exportando", indica el responsable de investigación de Agrobío, Francisco David Beltrán.

Aunque este sistema se ha iniciado en cultivos hortícolas -tomate, sandía, pimiento, berenjena o pepinos-, Beltrán puntualiza que siguen trabajando en la búsqueda de nuevos insectos contra nuevas plagas y también para extender la lucha integrada a cultivos al aire libre, que sufrirán en el futuro una importante restricción en cuanto a los fitosanitarios que podrán usar.

Más de la mitad de las frutas y hortalizas que se cultivan bajo abrigo en Andalucía (pimiento, tomate, berenjena, pepino, calabacín, judía, melón y sandía) se hace ya con producción integrada, lo que supone más de 25.000 hectáreas con control biológico, según la Organización Interprofesional de Frutas y Hortalizas de Andalucía, Hortyfruta.