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Jorge GdO

22/10/13

Nuevas tecnologías para ahorrar agua en agricultura

¿Es necesaria una mayor regulación de los ríos de la cuenca del Duero? Con esta pregunta se ha celebrado hoy un debate en la Facultad de Geografía e Historia de la Universidad de Salamanca en el que varios expertos han apostado por el uso de nuevas tecnologías en agricultura que permitan ahorrar agua. Por otra parte, la necesidad de regular los caudales para aprovechar mejor los recursos hídricos requiere la construcción de nuevos embalses, pero es necesaria una nueva perspectiva que causen menos impacto ambiental, como la sustitución de los tradicionales presas por balsas laterales, según han explicado los expertos.

José Martínez, científico del Centro Hispanoluso de Investigaciones Agrarias (CIALE) de la Universidad de Salamanca ha destacado en declaraciones a DiCYT la importancia de abrir este tipo de discusiones en la actualidad. “Se están aprobando planes hidrológicos de cuenca y es el momento adecuado para plantear este debate acerca de qué modelo queremos en relación con la planificación y la gestión del agua en el ámbito de la regulación hidrológica en España. De ella dependen muchos aspectos, como la gestión delos riesgos hidrológicos y de los recursos hídricos”, ha comentado.

Para plantear el debate es básico contar con estudios científicos como la investigación recientemente publicada por el equipo de José Martínez que ha revelado un claro descenso en el caudal de los ríos de cabecera españoles en las últimas décadas. “El sector más interesado es el de la agricultura, puesto que es el que más agua necesita. Las herramientas de tipo técnico y científico permiten que el agricultor haga una mejor gestión de los recursos, porque así tendremos más agua para muchas más cosas y, de paso, el agricultor se va a beneficiar, porque su explotación va a ser más rentable”, ha comentado el experto. En este sentido, “el planteamiento más claro es el de la modernización de la agricultura”, porque “tengamos el agua que tengamos, siempre hay que hacer el menor uso posible”.

Buena parte del debate gira en torno al nuevo Plan Hidrológico de la cuenca del Duero, recientemente aprobado. José Valín Alonso, presidente de la Confederación Hidrográfica del Duero (CHD), ha explicado que en los ríos Órbigo, Carrión y Eresma se construirán próximamente siete pequeños embalses para una doble misión: atender a las necesidades existentes en los regadíos y prevenir inundaciones. Esta actuaciones estarán finalizadas en 2015, pero “a largo plazo será necesario considerar necesidades mayores vinculadas al cambio climático”, ha asegurado.

Balsas laterales

Ángel González Quintanilla, presidente de la Asociación FERDUERO, que agrupa a las comunidades de regantes de la cuenca del Duero, ha destacado que además de evitar las inundaciones en invierno es necesario aprovechar el agua para el riego o para mantener los caudales ecológicos. “No es lógico que tengamos un exceso de agua y al año siguiente padezcamos sequía por no almacenar el agua”, ha señalado, así que ha apoyado a la CHD en la construcción de infraestructuras necesarias. Sin embargo, ha comentado que la tendencia actual apuesta por la creación de “balsas laterales, que estén fuera de los ríos” para evitar la construcción de presas grandes. El objetivo sería tener esas balsas en lugares no poblados y donde causen un impacto medioambiental.

Por su parte, César Rodríguez Ruiz, de la ONG AEMS Ríos con Vida, considera que “los ríos ya están bastante regulados” y que “las grandes presas suponen grandes impactos”, así que apuesta por buscar alternativas que profundicen en la eficiencia del uso del agua.

En este sentido, “el riego por gravedad o por aspersión es muy poco eficaz, así que entendemos que no son necesarias nuevas infraestructuras para persistir en la ineficiencia, habría sobre todo que intentar modernizar las redes, adaptar cultivos y aplicar nuevas tecnologías a la agricultura, porque hay mucho por hacer y hay buenas líneas de investigación”.

Sensores de humedad

Una de esas líneas de investigación pasa por la instalación de sensores de humedad del suelo “con los que se podrían controlar las necesidades hídricas según los cultivos”. En opinión de César Rodríguez este desarrollo tecnológico supone “una pequeña revolución, porque ahora trabajamos con una idea general de regar o no regar, pero en unos años vamos a poder controlar mucho mejor las necesidades de los cultivos que tenemos”.

Asimismo, los expertos se decantan por cultivos mejor adaptados a las condiciones medioambientales de cada zona. “Hay muchas líneas de investigación y de aplicaciones de esa investigación donde profundizar antes de seguir haciendo lo mismo de siempre”, comenta, recordando que España es un país con 30 presas por cada millón de habitantes, lo que supone un uso del agua “muy poco compatible y cuidadoso con el medio ambiente de los ríos”.