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Durante los años de crisis, muchas empresas han visto cómo se reducía la venta de sus productos hasta incluso desaparecer, pero este no es el caso de los productos orgánicos ya que han llegado a multiplicarse por 10 sus ventas a pesar de que todavía representan un número bajo en relación a la población total.

Según el mismo artículo, el punto débil del sector ecológico son los canales de distribución ya que la mayor parte de estos productos se encuentran en tiendas especializadas y por lo tanto no se ofrece un acceso fácil y cómodo al consumidor final. En este aspecto deberíamos aprender de Estados Unidos, dónde el 90% de las compras de productos bio o ecológicos se realiza en supermercados, al alcance de todos.

Otro de los puntos débiles del sector, y que podríamos considerar como una amenaza in crescendo son la aparición de canales pirata, es decir distribuidores que no cuentan con los permisos necesarios para ejercer como intermediarios.

Según Ricard Madurell, encargado del estudio "Los alimentos ecológicos: tendencias y oportunidades", "es una alerta: si los profesionales del sector no consiguen satisfacer la demanda, que los consumidores encuentren lo que buscan, los consumidores lo buscarán por canales alternativos”. Así pues existe según el mismo un cuello de botella entre productor y distribuidor final que se debería solucionar si se quiere apostar por los productos ecológicos y que no pasen a la historia como una moda puntual.