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Fue así como los productos ecológicos, basados en la utilización óptima de los recursos naturales y sin rastro de productos químicos de síntesis u organismos genéticamente modificados, se pusieron de moda y se expandieron por el mundo. Porque lo ecológico no es solo lo verde. Productos frescos, charcutería, lácteos, vinos o cervezas, pan integral, cosmética y hasta productos de limpieza son solo algunos ejemplos de un tipo de cultivos cuyo mandamiento principal es respetar sobre todas las cosas el medio ambiente, favoreciendo la biodiversidad y el equilibrio ecológico a través de diferentes prácticas. Y aunque puede parecer limitado a ciertos campos, lo cierto es que en algunos grandes almacenes se pueden encontrar más de 800 diferentes que tienen como nexo y característica común que van de la tierra casi a las manos del consumidor. Pero hay más, mucho más.

Respetuosos con el medio y la naturaleza

Respetar y conservar el medio ambiente es la norma por excelencia. Esta es la pauta que hace que un artículo sea ecológico tanto en la flora como en la fauna. Y no solo en el presente, ya que una de las patas de este tipo de agricultura también reside en la preservación de semillas para el futuro, para así intentar hacer frente a la reducción de la diversidad biológica.

Cinco estrellas

No lo dicen los productores de productos ecológicos, sino el reglamento europeo que legisla en esta materia y que exige un sistema de máxima fiabilidad. Todos los agentes de la cadena agroalimentaria ecológica están sujetos a una inspección constante que provoca que todas las certificaciones sean más que correctas. Así, la garantía de calidad está más que asegurada con puntuaciones de cinco estrellas.

Son saludables

Es su marca registrada. Los productos ecológicos son más saludables que el resto ya que están libres de elementos químicos y sustancias artificiales. En su elaboración no interviene nada que no esté fabricado de forma natural, por lo que se logran artículos mucho más nutritivos y, sobre todo, sanos.

Con sabor

«Las fresas saben a fresa». Puede parecer una redundancia, pero lo cierto es que una realidad que persiguen a ciertos productos cuyos sabores han quedado opacados por la cantidad de elementos químicos que intervienen en su creación o en su crecimiento. Sin embargo, con la agricultura ecológica se recuperan los gustos originales debido a que estos artículos son regenerados y fertilizados solo de forma orgánica.

Más duraderos

Podría parecer todo lo contrario, pero la ausencia de elementos químicos en su elaboración hace que los productos ecológicos se conserven mejor durante mucho más tiempo que los convencionales. De esta manera, sin pesticidas, ni antibióticos ni otros agentes externos, los artículos consiguen vencer al paso del tiempo de forma mucho más fácil y sana.

Sin aditivos

Como están libres de todo tipo de sustancias artificiales durante su elaboración, no contiene ni un solo resto de aditivos sintéticos. Así, libre de elementos químicos que alteren sus ritmos de crecimiento o de mantenimiento, este tipo de artículos son ricos en nutrientes naturales y, por tanto, mucho más sanos.

No contienen pesticidas

«¿Pesticidas? No gracias», podría ser el lema de los productos ecológicos. En este tipo de agricultura, al contrario que en la convencional, no se usa ningún tipo de agente fruto de la química ya que se respeta el equilibrio de la naturaleza. De esta forma y siguiendo el consejo de algunos estudios toxicológicos, se libra al cuerpo de elementos perjudiciales para la salud y también para el medio ambiente. Y de la flora a la fauna, porque los antibióticos también están vetados en la ganadería ecológica ofreciendo animales mucho más sanos y con menos enfermedades de tipo biológico y genético.

Los OGM no existen en lo ecológico

En la agricultura ecológica, los organismos genéticamente modificados, conocidos popularmente como OGM, no existen. Para la producción de este tipo de artículos, uno de las medidas no escritas es que los OGM están complemente prohibidos debido a las consecuencias negativas que se han detectado en el medio ambiente por el matiz biológico que implica.