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RAIF: Dehesa. Incidencia minadores de bellotas.

Los daños producidos tanto por Curculio elephas como por Cydia fagiglandana derivan directamente de la alimentación de sus larvas, ya que consumen directamente el fruto de las quercíneas durante su desarrollo. Por ello se considera la larva el estado más dañino, ya que los adultos son fases reproductoras cuyos daños son despreciables. Los daños que provocan consisten, principalmente en la disminución de la capacidad germinativa de las semillas, pérdidas de tamaño y peso, y en una caída temprana de las bellotas.

Hay ciertas diferencias entre las bellotas atacadas por un insecto o por el otro:

• El orificio de salida de la larva de Curculio elephas, una vez ha terminado de desarrollarse, es de forma esférica y de unos 2 mm de diámetro. En el caso de Cydia fagiglandana, no es tan esférico y se suele situar casi siempre cercano a la corona de la bellota. Dicho orificio suele ser único, ya que solamente se desarrolla una oruga por bellota, mientras que en el caso del gorgojo, lo más normal es que sean dos o tres el número de orificios de salida practicados.

• Si se abre una bellota que haya sido depredada por Curculio elephas, dentro se podrán apreciar los excrementos, que son una especie de pasta de color marrón oscuro. Se distinguen fácilmente de los de Cydia fagiglandana, ya que estos últimos son pequeñas bolitas más deshidratadas.

Los métodos de control recomendados actualmente se centran en las larvas y se lleva a cabo por el ganado, que consume las bellotas afectadas según se va produciendo la caída prematura de éstas. En este caso hay que tener en cuenta los posibles trastornos que se pueden producir en el ganado debido a la ingestión de gran cantidad de bellota inmadura. Esta actividad se traduce en un control de las larvas que se encuentran en la bellota caída, lo que provoca una interrupción en el ciclo biológico de ambos insectos.

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