05/05/21
RAIF: Fauna auxiliar: pieza clave en el control integrado de plagas
En el control de plagas de nuestros cultivos, el empleo de los productos fitosanitarios ha sido, y sigue siendo, desde hace muchos años, la piedra angular sobre la que se ha centrado las decisiones fitosanitarias, sin tener en cuenta su efecto sobre el ecosistema en donde se ubican nuestros cultivos. Con el paso de los años, esta mentalidad está cambiando.
Según el Real Decreto 1311/2012, de 14 de septiembre, por el que se establece el marco de actuación para conseguir un uso sostenible de los productos fitosanitarios, en la Gestión Integrada de Plagas se pone énfasis en conseguir el desarrollo de cultivos sanos con la mínima alteración posible de los agroecosistemas y en la promoción de los mecanismos naturales de control de plagas. Dentro de estos mecanismos naturales para combatir las plagas, se encuentra la FAUNA AUXILIAR, la cual está constituida por insectos y ácaros que parasitan o depredan a los insectos y ácaros perjudiciales (fitófagos) que invaden nuestros cultivos. Es por lo se recuerda, a técnicos y agricultores, y en aras del cumplimiento de dicho Real Decreto, que antes de emplear productos fitosanitarios deben de tener en cuenta el uso de otras alternativas viables a la hora de combatir las plagas de sus cultivos, entre las que se encuentra la propia fauna auxiliar que convive con las plagas. La principal acción para crear un reservorio o refugio para la fauna útil será, sin duda alguna, la conservación de la flora autóctona, siendo ésta el conjunto de plantas que han aparecido, y viven de forma natural en una determinada zona, y que están totalmente adaptadas a las condiciones edafoclimática de ese determinado lugar. Además, existe en el mercado, productos que contienen insectos auxiliares, es lo que se denomina Organismos de Control Biológico (OCB). Estos productos están regulados y autorizados para su empleo en el control integrado de plagas al que hace referencia el mencionado Real Decreto 1311/2012.
Todo esto nos ayudará a crear una agricultura sostenible en nuestros cultivos, equilibrando los ecosistemas que rodean a nuestros campos, y consiguiendo unos cultivos más sanos y ausentes de plagas, sin la necesidad de tratamientos químicos continuados.