RAIF: Finaliza la campaña de recolección de remolacha azucarera en Andalucía
La campaña de recolección de la remolacha azucarera en Andalucía finalizó el pasado sábado 7 de agosto, después de que la fábrica del Guadalete (en Jerez de la Frontera), la única en esta comunidad autónoma, haya recepcionado en 72 días de campaña, desde el 27 de mayo, un total de 456.181 Tm de remolacha liquida (477.500 Tm la campaña anterior). La polarización o riqueza media ha sido de 17,97º (17,7º la pasada campaña); y los rendimientos medios obtenidos han sido, en regadío de 74,52 Tm/ha (86,7 Tm/ha la anterior campaña), y en secano de 43,48 Tm/ha (46,3 Tm/ha la anterior campaña).
La superficie sembrada en Andalucía, esta campaña 2020-2021, ha sido de unas 8.876 hectáreas (un 14% más que la campaña precedente), con 4.439 ha en riego y 4.437 ha en secano. Este ascenso en la superficie del cultivo se ha debido, principalmente, a las nuevas contrataciones de parcelas de secano, que han pasado de las poco más de 3.200 ha de la anterior campaña a las 4.437 ha de esta. Por provincias, destaca Cádiz con un total de 4.787 hectáreas dedicadas a este cultivo industrial (3.578 ha en secano y 1.209 ha en regadío), seguida de Sevilla con 4.089 hectáreas (859 ha en secano y 3.230 ha en regadío).
El estado vegetativo del cultivo se ha desarrollado en general de forma satisfactoria, a pesar de las escasas precipitaciones registradas en la primavera.
Los niveles de daño de los principales agentes que han afectado al cultivo han sido, en general, leves en la provincia de Cádiz, y moderados en la de Sevilla, donde se ha observado mayor daño de cásida (Cassida vittata) y cercospora (Cercospora beticola). Los niveles de presencia de roya (Uromyces betae) han sido muy leves, inferiores al 6% de hojas intermedias con presencia de media provincial; así como los de lixus (Lixus scabricollis), los cuales no han superado los 6 adultos/UM en Cádiz, y los 40 en Sevilla. Hay que tener en cuenta que los tratamientos realizados, tanto en Cádiz como en Sevilla, para controlar cásida y cercospora han ayudado a mantener a raya a estos dos principales fitopatógenos del cultivo.