RAIF: Incidencia del abichado en olivar
En el olivar, la presencia del abichado del olivo (Euzophera pingüis) es constante durante todo el año en sus diferentes estados biológicos de desarrollo. Los adultos aumentan su movimiento a partir del mes de marzo, y alcanzan un máximo poblacional entre finales de abril y primeros de mayo (dependiendo de la zona y de la climatología, que es la que va a marcar su actividad) para ir descendiendo y desaparecer prácticamente en los meses estivales. Se conoce este periodo como, vuelo de primavera.
A finales de verano y primeros de otoño comienza nuevamente un aumento de población, lo que da lugar a un nuevo vuelo, de menor intensidad, y conocido como vuelo de otoño, reconociéndose así dos generaciones al año.
El adulto prefiere para realizar las puestas lugares como, grietas en la corteza, uniones de las ramas con el tronco, heridas de poda o aperos, en la apertura de la corteza al brotar las yemas latentes, en la unión de los injertos, en la base del tronco en olivos jóvenes, e incluso en aquellos lugares en donde existen galerías y serrín antiguo de generaciones anteriores.
Los daños sobre el cultivo los provoca la larva que excava una galería alrededor del perímetro de las ramas afectadas. Cuando el ataque es numeroso puede llegar a secar dicha rama dañada.
El síntoma característico que presentan los olivos por el ataque de las larvas, es un debilitamiento de las ramas afectadas, acompañado por defoliaciones parciales que, en muchos casos, al ejercer una ligera presión sobre la rama dañada, esta cede y se desprende. En la base de las ramas se pueden apreciar abultamientos de la corteza acompañados de grietas y de excrementos producidos por las larvas en su proceso de alimentación.
En estos momentos, hay en un claro aumento generalizado del vuelo de adultos en la mayoría de las provincias, a excepción de Huelva que muestra un descenso respecto a la pasada semana y de Sevilla que muestra una estabilidad de las capturas en las áreas más adelantadas. Es importante, que se realice un seguimiento en aquellas explotaciones olivareras situadas en esas zonas y tomar las medidas de vigilancia y control oportunas para evitar daños en el cultivo.
Como alternativa al control químico, podemos acudir al control biológico, para ello, es esencial el empleo de fitosanitarios que sean específicos y selectivos para mejorar el parasitismo. El abichado se ve muy afectado por la actividad de varios himenópteros, principalmente Iconella myelolenta y Phanerotoma ocularis que son frecuentes en el olivar. Estudios realizados, han estimado que la actividad de estos himenópteros parásitos puede llegar a ejercer un control superior al 50 % de las larvas.
Por otra parte, debemos de prestar especial interés y vigilar la incidencia que pueda tener este agente en plantaciones jóvenes, menores de 8 años, por el retraso vegetativo que le pueda causar y que incluso puede provocar la desecación de la planta.
Actualmente no existe un umbral de tratamiento para su control fitosanitario, se indica, como tal, el descenso de la curva de vuelo de los adultos. Solo se recomendará el uso de controles fitosanitarios, cuando observemos ramas afectadas por la incidencia de las larvas en nuestro olivar.