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RAIF: Remolacha azucarera: condiciones óptimas para el desarrollo de enfermedades

La remolacha azucarera es uno de los cultivos agrícolas donde se suele observar un gran número de fitoparásitos. Entre ellos, se encuentran los hongos causantes de enfermedades como Cercospora (Cercospora beticola), Roya (Uromyces betae), Oídio (Erysiphe betae), Lepra (Urophlyctis leproides), o Esclerocio (Sclerotium rolfsii); siendo las dos primeras las que causan mayor daño a este cultivo industrial, y por ende las que requieren un mayor control por parte del agricultor.

En el caso de Cercospora, las condiciones óptimas para la germinación de las conídias son temperatura entre 25°C y 30°C, y una humedad relativa superior al 95%. Esta humedad puede provenir de una lluvia, del rocío o del riego. En estas condiciones bastan unas pocas horas para que germine el 90% de las conidias. Por encima de 35°C y por debajo de 13°C no germina ninguna conidia, cualquiera que sea la humedad ambiente.

El hongo causante de la Roya, en condiciones de humedad suficientes, forma esporas en todos los estados de desarrollo; es sensible a temperaturas mayores a 22ºC, encontrándose sus condiciones óptimas de desarrollo con temperaturas entre 15ºC y 20ºC, y una humedad relativa superior al 95%. El exceso de abonado nitrogenado favorece la aparición de la enfermedad. Ataques muy fuertes de roya pueden llegar a ocasionar pérdidas del 10% del rendimiento de la cosecha por desecación de las hojas.

Referente al oídio, las condiciones óptimas para la germinación de las conidias son una temperatura alrededor de 21ºC y una humedad relativa mayor del 70%. El hongo se desarrolla y disemina rápidamente por medio de conidias, contaminando las hojas adyacentes, infestando las plantas cercanas e incluso la parcela, si no se toman medidas de control. La presencia de agua, en forma de lluvia o riego por aspersión, dificulta el desarrollo del hongo.

Con el rango de temperaturas actuales  y las previsiones de lluvias para los próximos días, se prevé que puedan producirse nuevas infecciones de estas enfermedades sobre el cultivo, así como un incremento de los niveles de infección en las parcelas donde ya están establecidas éstas.

En el caso de tener que realizar tratamiento químico para su control se recomienda alternar y mezclar materias activas autorizadas con distinto mecanismo de acción, y así evitar o retrasar la aparición de resistencias.

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