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RAIF: Situación fitosanitaria de polilla del olivo

La fenología dominante del olivar en Andalucía es “G2” (fruto cuajado), a excepción de Granada donde predomina “F” (Floración) y “G1” (caída de pétalos). En zonas más adelantadas y variedades más precoces de Huelva y Sevilla se comienza a observar como estado más avanzado “H” (endurecimiento de hueso). Con esta fenología, la actividad de la polilla del olivo (Prays oleae) está centrada en estos días principalmente en su generación carpófaga en todas las provincias, salvo la de Granada y algunas áreas de cultivo más atrasadas en las Sierras de las provincias de Córdoba y Jaén, en donde aún se registra incidencia de las larvas de la generación antófaga.

De la generación antófaga de polilla del olivo, continúan realizándose observaciones en las inflorescencias en áreas de cultivo más atrasadas. En los olivares de Granada el índice es bajo, con una media provincial del 2´20% siendo este índice en la provincia de Jaén de 3’70% y en la de Córdoba de 6´40%; niveles éstos que  han subido ligeramente respecto a la semana anterior en dichas provincias. En las provincias de Huelva y Sevilla, ha finalizado el seguimiento de esta generación.  Los datos que se aportan son medias de zonas amplias, para mostrar la tendencia general de cada provincia. Antes de intervenir en cualquier parcela hay que comprobar en ella los parámetros indicados, por lo que se recomienda evaluar los niveles en cada parcela, teniendo en cuenta que sólo en el caso de una floración baja y una población alta de polilla del olivo, puede haber una merma importante de la producción debido a esta generación.

El Reglamento de Producción Integrada de olivar contempla como momento idóneo para tomar la decisión de intervenir químicamente sobre este agente cuando se alcance el 20 % de flores abiertas, y teniendo en cuenta que una parcela podría ser susceptible de tratamiento con menos de 10 inflorescencias por brote, menos del 20 % de flores fértiles y más de un 5 % de inflorescencias dañadas con formas vivas.

Respecto al vuelo de adultos, se encuentra descendiendo en las provincias occidentales, Cádiz, Huelva y Sevilla, lo que indica que en esas provincias se encuentra en su fase final, mientras que está en aumento en Córdoba, Granada, Jaén y Málaga, provincia esta última que destaca por una marcada subida de capturas pasando de 80 la semana pasada a 188 adultos por trampa y día de esta semana como media provincial. Córdoba registra 74´80 adultos por trampa y día de media provincial, Jaén 40’20 y Granada 15’4.

En el seguimiento de los frutos cuajados para estimar la incidencia que está teniendo el Prays oleae en su generación carpófaga, destacan Huelva con 40% de aceitunas con Prais vivo, Sevilla con 36%, Málaga con 35,50%, Córdoba con 26´60% y Jaén con 20´80%.

Aunque para los próximos días se pronostican temperaturas máximas que podrían ocasionar el secado de los huevos más expuestos al sol, continúa siendo alto el riesgo de ataque de esta plaga en estos momentos en los que aún se registra vuelo de adultos en las zonas más tardías especialmente en  las sierras, si bien, en las provincias y zonas más adelantadas el vuelo de adultos se observa en claro descenso.

En cuanto a la evolución de huevos eclosionados respecto a vivos, se observa un aumento, destaca Huelva con un 34%, seguida de Jaén, Sevilla, Córdoba y Málaga con un 20,80%, 20%, 19% y 17% respectivamente; mientras que en Cádiz se registra un 11% y en Granada no superan el 1%.

Por otra parte, se registran valores medios del índice de huevos vanos en las provincias de Sevilla 38%, Cádiz  y Córdoba ambas con 31%, y Jaén con 28´50%.

Conviene recordar ante la actividad de la generación carpófaga, las siguientes pautas.

  • En el caso de tomar la decisión de controlar su población mediante tratamiento fitosanitario, hay que tener en cuenta que la Guía de gestión integrada de plagas del olivar contempla como momento de intervención cuando se  alcance / supere un 20 % de aceitunas con prais vivo y en torno a un 20 % de huevos eclosionados respecto a vivos.
  • Es importante resaltar que las condiciones ambientales condicionan claramente la supervivencia y actividad de este agente. Altas temperaturas y baja humedad limitan la viabilidad de las puestas y por el contrario si son suaves favorecen su desarrollo, penetrando la larva en el fruto.  Se recomienda tener en cuenta las condiciones meteorológicas como parte de la estrategia de control integrado.

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