RAIF: Situación fitosanitaria del cultivo de almendro en Andalucía
El estado dominante es “J” (Fruto desarrollado), observándose el fruto totalmente formado y la cáscara terminándose de endurecer. A pesar de los rigores del verano, los árboles siguen presentando un adecuado aspecto y desarrollo vegetativo, incluso en el secano.
Respecto a plagas y enfermedades lo más destacable, es tigre del almendro (Monosteira unicostata) y principalmente mancha ocre (Polystigma ocraceum), en niveles altos (Casi 100 ℅ de brotes con presencia en Granada en la mayoría de las estaciones de control muestreadas), afectando principalmente a las variedades más sensibles como Guara, tuono, ferragnes, lauranne Constanti marinada, etc. Los índices de ataque son los siguientes:
- Tigre del almendro (Monosteira unicostata), con un porcentaje de brotes atacados con formas vivas que oscila entre el 1’5 % de Córdoba y el 20 % en Granada.
- Ácaros con un porcentaje de brotes atacados con formas vivas oscila entre el 1 % y el 20 % en Granada.
- Orugueta del almendro (Aglaope infausta), observándose las larvas de la 2ª generación sobre los almendros.
- Mosquito verde (Empoasca sp). El porcentaje de brotes atacados oscila entre el 1’6 % y el 15 %.
- Mancha ocre (Polystigma ocraceum), con un porcentaje de brotes con síntomas que oscila entre el 2’3 % y el 100 % en Granada.
- Cribado (Coryneum beijerinckii / Stigmia carpophila) con su característico efecto de perdigonada sobre las hojas del almendro. El porcentaje de hojas con síntomas oscila entre el 0’8 % y el 10 %.
Destacar, que es en esta fecha, cuando aparece la 2ª generación de orugueta del almendro (Aglaope infausta), observándose leves ataques sobre las hojas. Aglaope infausta causa daños especialmente en el almendro, pero puede atacar también a otros frutales de hueso o pepita. Se trata de una pequeña mariposa de unos 2 cm de envergadura, cuerpo negro y alas grises. Sus orugas llegan a medir 15 mm y tienen una banda amarilla central longitudinal con puntos negros intercalados y dos bandas laterales de coloración violácea, además de dos bandas amarillas en los costados y presentan pelos urticantes. La plaga pasa el invierno en estado de oruga, la cual sale de su refugio al aparecer las primeras hojas, de las cuales devora el envés al principio, más adelante sólo el haz y finalmente, poco antes de crisalidar devora todo el limbo, dejando solamente los nervios. Luego aparecen los adultos en primavera, y después de realizar la puesta aparecerá una nueva generación de orugas, que causa los mismos daños que la anterior, destruyendo hojas y debilitando el árbol. Al llegar el verano, dependiendo de las temperaturas, tendrán mayor o menor actividad (con altas temperaturas se alimentan durante unos pocos días) y al final forman los nidos (pequeños capullos de color claro) en las heridas y resquebrajaduras de la corteza para pasar el invierno en estado de oruga y permanecen así hasta la primavera siguiente, cerrándose el ciclo.
Para su control, las medidas a tomar son las siguientes:
- Favorecer la proliferación de poblaciones de insectos auxiliares, racionalizando el uso de productos fitosanitarios.
- Retirar y destruir los restos de poda.
- En caso de tener que aplicar productos fitosanitarios, sólo se utilizarán los que estén autorizados por el Registro Oficial de Productos Fitosanitarios y siguiendo las indicaciones de la etiqueta y bajo los criterios de intervención realizados por un Técnico responsable de la explotación.
En aquellas parcelas en las que se haya observado daños por esta plaga en años anteriores, es aconsejable realizar un tratamiento al inicio de la brotación, pues es en primavera cuando la oruga sale de su refugio invernal y es más vulnerable. El tratamiento debe dirigirse a las hojas procurando mojarlas por las dos caras, pero principalmente por el envés, que es donde se agrupan las larvas al salir de sus refugios.